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ALBERT SCHWEITZER (1875 + 1965)

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                Este alsaciano, sin duda, ha sido una de las personalidades más interesantes del siglo XX: filósofo, teólogo, médico misionero y ganador del Premio Nobel de la Paz. Era el hijo mayor  de un pastor luterano y, desde niño, mostró mucho interés por la historia y las ciencias naturales. Se doctoró en Filosofía en Estrasburgo; años más tarde, lo hizo en Teología. Fue un investigador profundísimo de la vida de Jesús, autor de varios libros sobre el tema, sosteniendo una tesis radical y exhaustiva: El ministerio de Jesús estaba dominado por su mensaje mesiánico y de la espera de un inminente final del mundo. Toda esta actividad, Schweitzer la había compaginado con otro interés de su vida: la música.  Desde los 18 años era un aplaudido intérprete de la música de órgano de Bach, instrumento que aprendió a construir o reparar. Escribió un libro sobre el maestro de Eisenach, Bach, el músico-poeta.

                    A los 30 años, empezó a estudiar Medicina porque, desde 1896, había proyectado ser médico misionero en África Ecuatorial. Renunció a su puesto universitario y durante 6 años  estudió cirugía. A sus amigos, explicó su decisión invocando la parábola de Dives y Lázaro: Dives, simbolizaba el hombre blanco, dotado de la cultura y la ciencia, y Lázaro al hombre negro, explo- tado y oprimido.

                    En 1912, casó con Elena Bresslau, quien para ayudarlo y acompañarlo, se hizo enfer- mera. Al año siguiente, viajaron hasta Ogooué, en la provincia de Gabón y, en Lambaréné, en plena selva, junto al río, iniciaron la construcción de un hospital y de un leprosario. Schweitzer viajaba continuamente a Europa para dar conciertos de órgano y pronunciar conferencias; con estas entradas, los derechos de autor de sus numerosos libros, donaciones y aportes de muchos admiradores de su obra, reunió los fondos hasta terminar el hospital y hacerlo funcionar.

                    En 1914, a raíz de la guerra, el hospital de Lambaréné fue intervenido: Schweitzer y su esposa fueron retenidos por ser ciudadanos alemanes, tras-ladados a Europa e internados en un campo de concentración, en Provence. En 1924, regresó a África para iniciar la construcción de un hospital más amplio y mejor equipado que el anterior y en un lugar menos inhóspito. En 1928, fue galardonado con el Premio Goethe,con parte de ese dinero construyó un hogar para él y para alojar a sus colegas, que constantemente iba a visitarlo.

                    En 1952, vista su ingente labor en muchos frentes, la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de la Paz. Albert Schweitzer ha sido un ejemplo que nos asombra por su vitalidad física e intelectual. Era un hombre alto y vigoroso; no obstante, conquistaba a todos sus interlocu- tores por su trato modesto y bondadoso, pese a poseer una enorme fuerza psíquica.

                    Puede afirmarse, sin temor a equivocarse, que Albert Schweitzer, fue una personalidad rebosante de saber y de sentir.