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Los amigos de la buena mesa,- puede asegurarse que esos que saben
degustar y saborear sus platos favoritos, incluso, los que saben cómo
se preparan, en su casa o en restaurantes-, es casi seguro que muy
pocos de ellos conocen las etapas del proceso que inicia el cuerpo
al alimentarse, cuyo análisis corresponde a la fisiología,
la ciencia que estudia el funcionamiento de los órganos del
cuerpo humano. Examinaremos varias etapas de este proceso.
La actividad de un órgano o de varios órganos tendiendo
a lograr un fin, se llama función. Por ejemplo, la actividad
del estómago y de los intestinos está destinada a realizar
lo que llamamos digestión, o sea, una función digestiva.
En el cuerpo humano se realizan tres clases de funciones: de nutrición,
de relación y de reproducción.
Las funciones de nutrición sirven para incorporar a nuestro
cuerpo sustancias llamadas alimentos, de las que sacamos la energía
necesaria para nuestra actividad diaria y los materiales adecuados
para crecer y mantener nuestro cuerpo.
Las de relación nos permiten ponernos en comunicación
con los objetos que nos rodean, apreciar sus formas y características;
en cuanto a las de reproducción, lógicamente, están
destinadas a la perpetuación de la especie.
A su vez, las principales funciones de la nutrición son: la
digestión, la absorción, la circulación, la respiración
y el metabolismo. También se considera como función
de nutrición la realizada por las secreciones de las glándulas.
Mediante la digestión, una vez que buena parte de los alimentos
que ingerimos han sido debidamente transformados por los juegos digestivos
se convierten en sustancias fácilmente asimilables para nuestros
tejidos.
La digestión se verifica a lo largo del tubo digestivo. Hay
alimentos que contienen la totalidad de substancias que son necesarias
para nuestra alimentación, a los que llamamos completos, como
la leche y los huevos. Otros contienen sólo determinadas sustancias
que, aunque son muy nutritivos, son incompletos. Tales son el pan,
la carne, las legumbres, etcétera.
Los actos principales de la digestión son: la masticación,
la digestión estomacal y la digestión intestinal.
Los alimentos, en la masticación, son triturados y reducidos
a una fina pasta por la acción de nuestros dientes. Además,
en la boca, de esta acción mecánica, los alimentos se
impregnan de saliva; la cual transforma las féculas en glucosa.
Una vez deglutidos, los alimentos mascados pasan por el esófago
y llegan al estómago. Allí son macerados y atacados
por los movimientos estomacales y por el jugo gástrico, que
segrega el estómago. Una vez que los alimentos han sido digeridos
en el estómago quedan reducidos a una masa pastosa que se llama
quimo. En tal estado, pasan al intestino delgado.
Al llegar al intestino delgado se vierte sobre el quimo el jugo pancreático,
cierta cantidad de bilis y el jugo intestinal, cuyos líquidos,
al actuar sobre el qui-mo, lo acaban de digerir, convirtiéndolo
en quilo, buena parte del cual es absorbido y el resto es expedido
al exterior a través del ano, por el acto de la defecación.
La absorción tiene por objeto incorporar a la sangre las substancias
asimilables que contenían los alimentos, y que los jugos estomacales
e intestinales han hecho absorbibles. Se realiza principalmente por
los vasos quilíferos de los intestinos; pero, también,
hay que mencionar la absorción cutánea, es decir, por
la piel, cuyos poros, se encargan de la absorción de los líquidos
o gases en contacto con ella. En el hombre la absorción cutánea
es despreciable, sólo tiene interés en cuanto a la aplicación
de medicamentos como las pomadas sobre la piel.
También, existe la absorción pulmonar, dado que los
pulmones realizan una muy importante absorción, al incorporar
a la sangre oxígeno del aire, al tiempo que también
cumple la función de eliminar de la misma el anhídrido
carbónico.
La sangre es un líquido viscoso y rojo, que está constituido
por dos partes: una líquida o plasma y otra sólida formada
por células. Éstas son de tres clases: los glóbulos
rojos o hematíes, los glóbulos blancos o leucocitos
y las plaquetas.
Los glóbulos rojos transportan el oxígeno hasta las
células y recogen de ellas el anhídrido carbónico.
Los glóbulos blancos luchan contra los microbios que penetran
en nuestro cuerpo.
El corazón es un músculo de paredes muy resistentes
que, interiormente, está dividido por un tabique vertical y
otro horizontal, en cuatro compartimentos; los dos superiores se denominan
aurículas y los dos inferiores se llaman ventrículos.
El corazón es el órgano impulsor de la circulación
de la sangre, que discurre por el cuerpo humano por tubos huecos que
se llaman arterias, venas y vasos capilares y la impulsa o envía
hasta las más distantes células de nuestros tejidos.
Este movimiento de la sangre a través de nuestro cuerpo, se
llama circulación.
La sangre que en los pulmones se ha apropiado del oxígeno del
aire se llama arterial y cuando ha cedido el oxígeno a los
tejidos y se ha apropiado del anhídrido carbónico por
la actividad de las células se llama sangre venosa. La sangre
venosa o mala que llega a los pulmones se apodera del oxígeno
y vuelve a convertirse en sangre buena o arterial; esto es lo que
se llamamos hematosis. En el proceso de la respiración, el
hacer entrar aire a nuestros pulmones es aspiración y su salida
es la expiración. En el primer caso, el hombre sano inspira
hasta medio litro, pero en las inspiraciones profundas logra hasta
dos o tres litros. El ritmo de respiración es de unas 18 veces
por minuto
Durante estos procesos, se producen reacciones químicas por
las que los alimentos ya digeridos y absorbidos se transforman en
energía para ejecutar todos los movimientos que hacemos y,
también, en sustancias plásticas para formar nuevas
células y en sustancias de reserva. A este conjunto de reacciones
químicas es lo que llamamos metabolismo. Asimismo, las sustancias
ya utilizadas, transformadas en materiales inútiles y a veces
tóxicos, son modificadas y excretadas rápidamente. Todas
estas reacciones químicas se producen con una rapidez extraordinaria;
la mayoría de ellas tienen lugar en el hígado, que es
el órgano principal del metabolismo.
Es sabido que toda reacción química, desprende calor,
lo que, lógicamente, ocurre con el metabolismo; de ahí
que superficie externa de nuestro cuerpo está normalmente a
una temperatura que oscila entre los 36° y 37°. En el interior
del cuerpo la temperatura es algo más elevada.
Por último, hemos mencionado las funciones de reproducción,
cuya finalidad es la multiplicación de la especie. Las células
reproductoras masculinas se llaman espermatozoides y óvulos
las células femeni-nas El desarrollo del embrión se
realiza en un período de tiempo que se llama gestación
o embarazo. En el hombre este período dura nueve meses: durante
él se forma el feto, organismo que vive a expensas de la madre.
Luego, el recién nacido empieza su proceso de alimentación
y su organismo debe recorrer todo el camino que hemos estado señalando.
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