Otros textos
|
|
Claudio Arrau nació en Chillan, Chile, el 6 de febrero de
1903, y como la mayoría de los grandes pianistas de la historia,
fue un niño prodigio. Su madre era una pianista aficionada
y su padre un médico oftalmólogo, que se murió
en un accidente cuando Claudio tenía un año de edad.
Para sostener su casa y sus tres hijos, Lucrecia León de Arrau,
una mujer indomable, empezó a dar lecciones del piano. Claudio,
el más joven se sentaba al piano con ella y aprendió
a leer las notas del pentagrama, antes de saber leer las letras.
A los de cinco de edad, el muchacho dio recitales en Chillán
y en Santiago y cuando iba a cumplir los siete años, él
y toda su familia, incluso una tía, viajaron a Berlín,
por entonces, la Meca de los aspirantes a pianistas, disfrutando de
una beca que le otorgó el gobierno chileno, durante los próximos
diez años.
En Berlín, escogió dos malos maestros, pero a los dos
años - ya con 10 años -, encontró al maestro
Martín Krause, que fuera alumno de Liszt y un famoso crítico
musical. Entre el joven estudiante y el gran pedagogo, se produjo
un amor a primera vista; en él encontró el padre que
no había conocido y para Krause, el alumno que él había
estado buscando. "Él será mi obra maestra,"
dijo Krause, que también había sido profesor de Edwin
Fischer.
En Berlín, el joven oyó todo el día a todos los
pianistas y, especialmente, a Teresa Carreño y a D'Albert y,
después, Busoni, fueron sus ídolos, sobre todo Carreño
y Busoni. A las 15, cuando Krause murió como consecuencia de
la gran epidemia de gripe el año l918, Arrau quedaba sin un
maestro; pero tanto y tan bien había asimilado sus enseñanzas
y perfeccionado su modo de interpretación que, a los 16 y 17
años, consecutivamente, ganó el afamado Premio Liszt.
Desde los 11 años había recorrido, dando conciertos
y al cumplir los 20, en 1923, debutó en el Carnegie Hall, de
Estados Unidos, iniciando una gira que comprendía 30 conciertos,
pero solo realizó cinco, algo que sucedió más
de una vez, incluso a veteranos como Carreño y Busoni. Arrau,
meditando sobre este fracaso concluyó que era lo mejor que
podía haberle pasado para su progreso de formación personal.
Claudio Arrau, renombrado en todo el mundo como un supremo dominador
del teclado, en la cúspide de su a larga y legendaria carrera,
ha señalado su meta artística en la fusión total
del virtuosismo y el significado de la interpretación. Mientras
otros pianistas famosos tocan el piano por excitación, poder
o despliegue técnico, Arrau ha dicho: "Un intérprete
debe dar su sangre al trabajo de interpretar."
El más destacado de los críticos británicos,
Sir Neville Cardus, escrfibió: "Arrau es el pianista completo.
Su dominio de la técnica es tan insuperable que eleva el rango
del instrumento, pero, además, es capaz de llevarnos al interior
de su imaginación creativa y de su propio sentimiento interpretativo."
Al cumplir los 60 años, en 1980, la Filarmónica de Berlín,
organizó un concierto para homenajearlo, ocasión en
la que Hans von Bulow , comentó: "Cuando Arrau se inclina
sobre el teclado, es como si la Música y sólo la Música
fluye de su cuerpo. No hay un solo matiz de sentimiento o de sonido
que no esté dominado por él.. Su pianísimo es
más elocuente, más misterioso que el de otros intérpretes
y sus fortísimos tienen una profundidad de dimensión
ilimitada."
Arrau ha sido no sólo una leyenda viva por la profundidad de
su expresión, sino también por el significado musical
basado en esas notas escritas en la pauta, a las que daba algo de
divinidad. Y, por eso, cualquier músico, no importa que sea
un gran instrumentista o un intérprete a la manera que era
Furtwangler o como es Fisherdiskau, tiene un basamento de grandeza
espiritual. Arrau ganó fama, particularmente, como un gran
intérprete de Beethoven, pero no es menos celebrado por sus
interpretaciones de Mozart, Schubert, Chopin, Liszt, Schumann, Brahms
y Debussy. Por eso, está en un rango sin parangón entre
los pianistas de su generación..
Arrau ha interpretado las 32 Sonatas en ciclos de conciertos en Nueva
York, Londres, París, Berlín, Hamburgo, Ámsterdam,
Zurich, Santiago de Chile, Buenos Aires, Ciudad de México y
dio conciertos especiales el año del bicentenario del célebre
autor alemán.. La discografía de Arrau es igualmente
inmensa. Sus grabaciones incluyen las 32 sonatas para piano de Beethoven,
los cinco conciertos para piano y orquesta (tres veces), los dos Conciertos
de Brahms (dos veces) y los trabajos completos para el piano y orquesta
de Chopin y los Preludios, las Sonatas, los Nocturnos: las obras para
piano de Schumann, Brahms, Debussy, Schubert, Liszt, Tchaikovsky y
Grieg.
Al cumplir 85 años, otra vez, recibió homenajes en todo
el mundo. Por entonces, prudentemente, el artista disminuyó
sus presentaciones, porque durante la mayor parte de su vida daba
unos 100 conciertos cada año, es decir, había dedicado
su vida a la música. En una entrevista, cuando el periodista
le habló de su longevidad y le preguntó cual era su
deseo más ferviente, le contestó: "Vivir otros
cien años para leer".
Claudio Arrau, murió en 1991.
|