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La berenjena

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Los tres mosqueteros del verano, tomate, pimiento y berenjena, se enlazan en un delicioso
"menage a trois" culinario en la admirada "samfaina", obra maestra de la interpretación catalana de la
alboronías, en las que el aceite de oliva hace el papel de D´artagnan catalizador.
He aquí presentes a los cuatro grandes protagonistas de la cocina del verano mediterráneo.
La berenjena, único componente femenino de este estelar cuarteto, llegó a las mesas europeas,
procedente de India y Turquía, siendo los moros quienes, desde sus reinos de España, la hicieron
llegar al resto de Europa.


La cultura árabe, además de dejarnos el sistema de numeración, nos dejó, también, el culto de la
berenjena, lo cual no es poco. Su etimología atestigua su origen árabe, pues el nombre procede del vocablo
bedinyena, tomado, a su vez, del persa. En España, durante los siglos, la berenjena recibe buena acogida
en las mesas árabes, judías o cristianas convirtiéndose, como Toledo, en el emblema de la concordia y la
tolerancia cultural en su versión gastronómica.


De la familia de las solanáceas, como su pariente el tomate, puede ser esférica o alargada; negra,
morada cardenalicia o, incluso, blanca; sea como sea, su sabor resulta compañero de recuerdos y vivencias de
vacaciones estivales. Meriendas-cenas al cobijo de un emparrado, ensaladas de tomate fresco, un porrón
de caño generoso y berenjenas asadas, en "samfaina", ligeramente rebozadas y fritas o con deliciosos y
barrocos almodrotes en los que se contiene la esencia de la cultura gastronómica mediterránea y que se
vienen consumiendo en nuestras tierras desde antes del siglo XV.


Las recetas en las que interviene la berenjena menudean por toda la cuenca mediterránea y es tal
su in incidencia en la cultura judía que aún hoy, entre las comunidades sefardíes, se elaboran más de cien fórmulas
las d distintas. Se ha discutido, a veces, la necesidad de pelar la berenjena. De hecho, en los recetarios antiguos,
se acostumbraba a aconsejar tal práctica.. Sin embargo, hoy en día la fína piel de la berenjena no molesta.
Narra un antiguo cuento que un imán, cabeza espiritual de su comunidad, quedó tan embelesado al disfrutar
del exótico sabor de unas berenjenas rellenas de hierbas aromáticas y verduras que, en su éxtasis, perdió
el conocimiento. Tal vez sea exagerado pretender el desmayo del comensal al degustar tal plato, pero seguro
que hará las delicias de todo aquel gourmet que quiera disfrutar de una receta que es tan frugal como sabrosa.


Disfruten ahora de esta preparación para 4 personas

Se necesitan ocho berenjenas pequeñas que se cortarán por la mitad y cada mitad se abrirá en abanico
Sazonar con sal gruesa y prensarlas dos horas para que expulsen el líquido amargo. En ese tiempo,
sofreír cebolla en aceite de oliva hasta que queden transparentes y añadir, al final, algo de ajo, que
rehogaremos durante un minuto. En un bol unir a la cebolla y el ajo, tomates pelados sin pepitas, perejil,
sal y pimienta recién molida. Rellenar las berenjenas con la pasta y unir cada mitad Mezclar aceite
de oliva, zumo de limón, azúcar y agua y recubrir berenjenas. Hornear hasta que se doren por fuera y se
hagan por dentro.
Servir como entrante caliente, presentándolas abiertas en abanico.