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El cabello

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El pelo en los mamíferos es una característica del exterior de la piel - la epidermis - que crece tan apretujado que, en algunos animales, forma su pelaje, es un verdadero abrigo contra el frío. El pelo está presente, en diferentes grados, en todos los mamíferos, incluso, en ballenas, elefantes, sirenas o rinocerontes, animales en los que es más escaso y está más repartido en sus cuerpos. Los seres humanos, en lo tocante al pelo, forman parte de los más pelones entre todos los mamíferos.


El pelo se forma en el fondo de una parte invaginada en la piel, - el llamado bulbo o raíz - lo que constituye el folículo piloso -, y otra que emerge, que es el pelo propiamente dicho, que está acompañado por una glándula sebácea que lo engrasa y lubrifica, asegurando así su impermeabilidad al aire y al agua; unos músculos rectores, llamados "horripilantes", permiten que el pelo se erice bajo el efecto del miedo o del frío; un anillo de fibras nerviosas sensoriales hace que el pelo sea sensible al tacto, función exacerbada en las vibrisas (bigotes), de muchos animales roedores y carnívoros.


La función más importante de pelo en los mamíferos, es defender el cuerpo contra el frío, ayudando a que éste conserve el calor; los pelos de cobertura, muchas veces, lucen diversos colores, en franjas o con dibujos, que sirven a dos propósitos - de defensa, camuflando al animal y, también, de atracción sexual y de reconocimiento entre los entre los miembros de una especie. Hay otros pelos que se han modificado como elementos de defensa, espinosos como los del puerco espín, que deben distinguirse de las crines - en caballos - , las cerdas más rígidas de los cerdos y, sobre todo, del pelo de borra (plumón, lana), que constituye un tejido aislante.


Los seres humanos tienen varios tipos diferentes de pelos. El primero que se desarrolla es el lanugo, una capa vellosa, que empieza a crecer en el tercer o cuarto mes de vida fetal y se pierde completamente, poco antes o poco después del nacimiento. El pelo en nuestra especie tiene un espesor de 0,05 y 0,6 mm. y su distribución en la piel es muy variable. Plenamente desarrollados, en los dos sexos, aparecen solamente en la cabeza, las axilas y la región genital; con un grado de desarrollo medio, a menudo con carácter únicamente de vello, se encuentran en las extremidades y el tórax; las cejas, y pestañas son de tipos separados de éstos y se desarrollan bastante temprano en la vida. Únicamente no existen folículos pilosos, es decir, no hay pelos ni vellos, en las palmas y plantas, en las caras palmar o plantar y laterales de los dedos, en el dorso de las falanges distales de los dedos, en los labios y en las mucosas y semimucosas. En el cuero cabelludo, donde el pelo es normalmente más denso y más largo, el número promedio de pelos está entre 100,000 y 150,000; el pelo del ser humano crece en la proporción 13 mm. por mes.


El pelo salido ya a la superficie está constituido por cierto número de capas, de las que la más externa es una pequeña membrana, que se denomina cutícula, formada por células epiteliales cornificadas, muy transparentes y delgadas. La mayor parte de la masa de pelo la forma un tejido muy cornificado, que contiene algunas vacuolas de aire y cierta cantidad de pigmento, que le da color al pelo, según la cantidad de pigmento que contenga. Cada pelo tiene vida propia y se renueva continuamente, con ciclos de crecimiento, descanso y caída; la vida media de las diferentes variedades de pelo, va aproximadamente de los 4 meses para los vellos a los 3 a 5 años para el pelo del cuero cabelludo. Cada folículo humano, independientemente, sigue este ciclo para que la cantidad total de los cabellos sea constante.