Cáncer: crecimiento desordenado | ||
Es evidente que en los organismos animales el crecimiento de muy diversas clases de células está estrictamente controlado, pero poseemos muy escasos datos acerca de los mecanismos que rigen el desarrollo. En los adultos, las tasas de división celular de los distintos tejidos únicamente son las suficientes para mantenerlos en equilibrio. Dichas tasas difieren mucho de unos órganos a otros. Las células del tubo digestivo tienen una vida corta y la tasa de división celular para sustituirlas es muy elevada. Por el contrario, las células cerebrales se dice que permanecen sin modificarse durante toda la vida adulta. Estas tasas pueden estar controladas, en algunos casos, por un mecanismo de retrorregulación (feed-back), que mantiene el tamaño de un órgano ajustado al volumen de trabajo que ha de realizar, como ocurre en el hígado y en el riñón. No obstante, sean los que fueren los mecanismos que rigen la división celular, y probablemente son diversos, algunas veces no operan adecuadamente y se produce una multiplicación celular desordenada y caótica. En estos casos, las células que se dividen son esencialmente distintas del tejido huésped donde se realiza la división. Por regla general forman tumores malignos (cánceres) y continúan creciendo y dividiéndose mientras consiguen principios nutritivos del resto del cuerpo. Las células tumorales también pueden ser transportadas por el torrente sanguíneo a todo el organismo y dar origen a tumores secundarios en otros tejidos.
Comprende ciertos colorantes como el amarillo de la mantequilla,
sustancia que solía emplearse para dar color a la mantequilla;
compuestos del tipo conocido por acridinas; también algunos
productos intermediarios usados en la manufactura de colorantes, como
la naftilamina, que se descubrió que producía cáncer
de la vejiga en los operarios de las industrias químicas; asimismo,
las substancias denominadas mostazas. Muchos de estos productos han
demostrado ser mutágeno, cuando se han ensayado sus efectos
sobre las moscas o sobre los microorganismos. De estas observaciones
surgió la teoría de la mutación del cáncer,
que supone que el agente causa una modificación genética
en algunas de las células expuestas al mismo. A consecuencia
de dicho cambio -mutación- estas células pueden eludir
la acción de los factores de control y son capaces de proliferar
de una manera caótica. No se ha aclarado aún cómo
se realiza dicha modificación. Puesto que es una alteración
del carácter genético de la célula- todos los
descendientes de las células cancerosas originales son también
"cancerosas", hay que suponer que el agente carcinógeno
ha provocado una modificación del mensaje genético transportado
por el ADN. Sería necesario suponer asimismo que, además
de llevar la clave de la información para la síntesis
de proteínas, parte del ADN estaría relacionado con
los factores de control celular. En este caso cabría pensar
que no se produce la división celular en los tejidos que ya
no se desarrollan porque alguna sustancia represora presente inhibe
la multiplicación del ADN.
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