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Los caracoles marinos están viviendo un drama evolutivo; son
animales de transición, criaturas marinas en trance de convertirse
en terrestres. Los grados de esta transformación son perceptibles
en los caracoles de distintos lugares.
En las tres especies de Nueva Inglaterra, por ejemplo, los caracoles
marinos lisos, que habitan en la franja inferior de la zona intermareal,
sólo pueden vivir muy poco tiempo fuera del agua.
El caracol marino común, que ocupa la franja intermedia, pasa
más tiempo en la roca seca que dentro del agua, pero todavía
pone los huevos en el mar. El caracol marino áspero, que puebla
la franja superior, es vivíparo y posee una cavidad branquial
que actúa casi como un pulmón. Mientras que los caracoles
de la franja inferior excretan residuos mecabólicos en forma
de urea, el caracol marino áspero excreta ácido úrico,
que es insoluble y ahorra agua en la evacuación de los residuos.
Da la impresión de que este caracol podría abandonar
en cualquier momento el medio marino e instalarse tierra adentro.
Una suerte semejante parece que está corriendo la cochinilla
de mar. Estos isópodos, del género Ligia, son esas cochinillas
que corretean y se escabullen entre las piedras de la costa. Son muy
parecidas a las cochinillas de tierra, aunque más rápidas
y equipadas con dos largos apéndices espinosos traseros. También
como las terrestres, son animales gregarios, pues casi siempre se
las ve formando grupos de centenares de individuos. Su adaptación
al medio terrestre parece muy avanzada. Cuando la marea está
baja, las cochinillas de mar vagabundean por toda la zona intermareal,
pero, tan pronto como la marea sube, se baten en retirada.
En los litorales templados, la franja intermedia de la zona intermedia
es el área cubierta a diario por la marea alta. Algunos científicos
la llaman "zona intermareal alta" o balanoide. Las condiciones
ambientales en esta región intermedia no son tan duras como
en la zona superior, por lo que es un medio más rico, tanto
en diversidad de especies como en número de individuos. Es
el reino de las algas marinas pardas, como las del género Fucus;
de las bellotas de mar, del género Balanus, que a menudo forman
una faja en la parte más alta de la zona, y de los mejillones,
del género Mytilus, que establecen sus colonias algo más
abajo. Es también dominio de cangrejos, quitones, estrellas
de mar y percebes.
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