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Podemos decir que es de conocimiento general, refiriéndonos
al ser humano,
que la unión sexual hace posible que las cualidades valiosas
surgidas en distintos individuos,
pueden reunirse en un solo ser nos eran totalmente desconocidos.
En realidad, durante el siglo XIX era imposible ni siquiera estudiar
científica-
mente estas cuestiones, porque eran muy escasos los conocimientos
acerca de los organismos,
su formación y su manera de operar; se consideraba como un
proceso singular que tenía un origen
singular. Tal vez se hayan iniciado de otras formas de vida, pero
no han quedado huellas de las
mismas, o al menos así lo parece.
Todos los organismos vivos conocidos hasta ahora, desde la más
simple bacteria,
han debido tener un trastorno hereditario enorme y son fruto de innumerables
generaciones de
antepasados. Uno de los descubrimientos más sorprendentes de
la bioquímica moderna es que
todos los organismos vivos - desde los más sencillos, como
los mohos, los hongos y las plantas
primitivas hasta los organismos complejos como los mamíferos
- poseen una constitución bio-
química muy parecida. Todos están formados por células
y que todas las células vivas contienen
componentes similares que operan de un modo similar.
Con el fin de comprender los problemas planteados por el origen y
desarrollo
de la vida, es necesario conocer cuál es el plan básico
de todas las células vivientes; por consi-
guiente, describiremos los rasgos esenciales de dichas células
y su manera de comportarse, hasta
donde alcanzan los actuales conocimientos.
Todas ellas contienen gran variedad de sustancias orgánicas;
muchas de esas
sustancias no se hallan en la naturaleza, excepto como resultado de
la vida, si bien los químicos
han logrado elaborar en los laboratorios muchas de las más
simples. Las principales clases de
estas sustancias son: los hidratos de carbono, las grasas, las proteínas
y los ácidos nucleicos.
Ejemplos de todos estos tipos de sustancias están presentes
en cada una de las células vivas, y
el proceso de la vida, por lo que sabemos, es una compleja interacción
entre ellas. Estas sustan-
cias son elaboradas en las células y ninguna célula
puede continuar viviendo indefinidamente a
menos que obtenga un suministro de materias primas, a partir de las
cuales pueda fabricar los
componentes que precisa. Sus requerimientos de materias primas difieren
mucho.
Las plantas únicamente necesitan agua, algunos compuestos inorgánicos
que
les proporcionen nitrógeno y fosfato, y cierto número
de sales como los compuestos de sodio,
potasio, calcio y magnesio. Con la ayuda de la luz solar fabrican
cuanto necesitan. Los animales,
por otra parte, no realizan los procesos básicos de síntesis
a partir de las materias inorgánicas.
Generalmente viven de los hidratos de carbono, proteínas y
grasas suministrados por las plantas,
y digieren estas substancias transformándolas en compuestos
más sencillos, asimilables, con los
cuales fabrican a su vez sus propias proteínas, grasas, etc.
La célula, tanto vegetal como animal, es, pues, una compleja
fábrica de productos
químicos que puede llevar a cabo numerosas operaciones químicas.
Sin embargo, la semejanza
termina aquí, porque a diferencia de la fábrica, la
célula produce asimismo los mecanismos que
efectúan las operaciones de reproducción.
Este rasgo es el que confiere a las células vivas su
carácter peculiar. Todos los organismos vivos, y muchas células,
han de ser capaces de auto-
rreproducirse; en este sentido debemos agregar que las operaciones
de las células son cíclicas,
porque es verdad que pueden elaborar gran cantidad de productos, pero
estos productos deben
ser capaces de formar los mecanismos que los han elaborado a ellos.
En esta característica
radica la dificultad para comprender como se ha originado el proceso
de la vida, porque implica
un alto grado de complejidad. Todos los organismos, en los aspectos
importantes son muy
parecidos, porque todos contienen proteínas de diversas clases,
también ácidos nucleicos y
otros componentes de menor importancia. Por eso, es posible que puedan
autorreproducirse.
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