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EL CIRCO

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El circo es definido como un espectáculo para niños; los padres llevan a sus sus niños para que disfruten con las maromas de los payasos, se asusten con los riesgos de los domadores de fieras salvajes, se asombren con los movimientos de animales, sean caballos, monos o elefantes, griten de asombro con las acrobacias de los equilibristas, pero es posible que los padres disfruten tanto como sus hijos, porque el circo se creó para eso, para distraer. Eso ya lo sabían los romanos, porque de la Roma Imperial nos viene eso de Pan y Circo a que apelaban los gobernantes para tener contento a su pueblo.


En Roma, los más antiguos recintos destinados al circo se remontan a Tarquino el Viejo. Las ciudades importantes tenían uno diseñado según un patrón único: una pista de arena, alargada, propia para carreras, dividida por un terraplén (spina) y adornada con estatuas y columnas. En Roma, el circo más grande era el circo Máximo, al pie del Palatino. En 329 a. J.C., se construyeron las carceres, lugar donde los carros esperaban el inicio de la carrera. Augusto edificó el pulvinar, o palco imperial, y Nerón llevó la capacidad de las gradas a 250 000 personas.

El circo de Majencio, construido cerca de la vía Apia, es el único del que se conservan ruinas. Un desfile procesión, la pompa, precedía los juegos, cuyo punto culmi-nante era la carrera de carros tirados por dos, cuatro o más caballos.
Los juegos de circo comportaban también escenas de caza (luchas con animales) y los combates de gladiadores.
El circo moderno nació en Gran Bretaña. El jinete británico Philip Astiey, a los 28 años, tuvo la idea de dar espectacularidad a los ejercicios clásicos de equitación adornándose con llamativas proezas.

Se estableció en Londres en 1770, en un terreno que rodeó de gra-das y de barreras convirtiéndolo en el "Roya! amphitheatre of arts". Astiey añadió a la equitación números de acrobacia, domadores y payasos; en 1783, Astiey abrió en París una sucursal de su anfiteatro inglés. El sucesor de Astiey fue Antonio Franconi , secundado por sus hijos Laurent y Henri . Los Franconi dirigieron sucesivamente tres circos, todos ellos llamados "Circo olímpico", en los que innovaron por medio de pantomimas de gran espectáculo, llamadas "glorias militares", en las que se cantaban las gestas de Napoleón.
El verdadero iniciador del circo moderno fue H. Bailey, que introdujo en 1815, por primera vez, los elefantes en el espectáculo circense A fines del s. xix y principios del xx, Barnum, en E. U.A., dio un nuevo auge al circo.


En Europa fueron famosos el circo Bostock, en Gran Bretaña; en Alemania, el Krone, uno de los mayores del mundo; en España, el Price, con local fijo en Madrid, y el Olimpia de Barcelona, ya desaparecidos.