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Los cocodrilos, junto a sus parientes, aligatores, caimanes y gaviales,
son animales muy antiguos. Pertenecen al mismo grupo de criaturas
que incluía a los dinosaurios y a los antepasados de las aves.
La familia de los cocodrilos pasa mucho tiempo tomando el sol o descansando
en el agua, aunque cuando hace falta son capaces de moverse muy rápidamente,
atacando con inmensa fuerza y precisión. A pesar de su ferocidad
los cocodrilos cuidan de sus crías más que cualquier
otro grupo viviente de reptiles. Las mismas mandíbulas sonrientes
que pueden matar a un animal tan enorme como un ñu, pueden
acarrear y proteger a jóvenes de sólo unos centímetros
de longitud.
En el antiguo Egipto, muchos animales, incluyendo al cocodrilo, eran
considerados sagrados. En algunos templos se les cuidaba en piscinas
especiales y se les adornaba con collares de oro y piedras preciosas.
Cuando morían eran embalsamados o momificados. También,
participan en un hecho importante de la historia: La reina Isabel
I de Inglaterra mantuvo prisionera a la reina María Estuardo
desde 1569 hasta 1584. Ella y su carcelera se pusieron a trabajar
realizando un impresionante tapiz. El cocodrilo era uno más
entre los muchos animales que adornaban en el tapiz, y los bordaban
mientras María esperaba el día de su ejecución
El más extraño de todos los cocodrilos, el gavial, tiene
un hocico largo y estrecho con dientes más bien pequeños
y afilados. El hocico va barriendo el agua a la vez que los dientes,
entrelazados y con curvatura hacia afuera, son perfectos para capturar
peces resbaladizos. Los machos adultos expulsan a sus rivales con
un poderoso zumbido que hacen a través de una protuberancia
que tienen en la nariz. El ruido, muy convincente considerando que
sus mandíbula no son muy poderosas, se produce cuando el gavial
espira el aire.
En los cocodrilos, algunos dientes de la mandíbula de abajo
sobresalen por encima .de la mandíbula superior cuando mantienen
la boca cerrada. Son perfectos para asir y perforar, pero no tanto
para cortar y masticar. Cuando un cocodrilo está comiendo un
animal tan grande como un búfalo, agarrará parte de
la carcasa con sus mandíbulas y rodará una y otra vez
hasta que logre arrancar un buen trozo de carne.
Aunque tiene un aspecto torpe y pesado, el aligator puede usar sus
mandíbulas con una sorprendente delicadeza; la hembra, por
ejemplo, a veces ayuda a la eclosión de sus huevos metiéndoselos
en la boca, donde los hace rodar cuidadosamente contra el paladar
con la lengua hasta que los casca. Tan delicada maniobra la ejecuta
un animal que alcanza hasta los 6 metros de longitud.
Los caimanes pertenecen a la familia de los aligatores. Tienen hocicos
más bien cortos y anchos y lo mismo que en sus parientes los
dientes de la mandíbula de abajo son prácticamente invisibles
cuando mantienen la boca cerrada. Los caimanes jóvenes comen
insectos principalmente, pero cuando crecen su dieta incluye caracoles,
peces, mamíferos y aves. Una especie de caimán de hocico
ancho es particularmente adaptable habiéndosele visto a veces
en abrevaderos y cerca de grandes ciudades con ríos altamente
contaminados.
Los caimanes y aligatores amontonan hierba, tierra y hojas muertas
para formar un nido donde depositan unos huevos de cáscara
dura, mientras que los cocodrilos y gaviales hacen su nido en agujeros
del suelo seco y suelto de playas más o menos expuestas. A
menudo la hembra permanece cerca del nido para evitar incursiones
de presuntos ladrones. Todos los huevos de cocodrilo tienen que permanecer
calientes ya que el sexo de los recién nacidos está
determinado por sutiles cambios de temperatura en las primeras etapas
de la incubación.
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