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René Descartes

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En 1916, se licenció en Derecho, en la Universidad de Poitiers, un joven aristócrata de nombre René Descartes. Profundamente descontento de lo que había aprendido de los académicos, todavía anclados en los pensadores de la antigüedad. Descartes desdeñó la filosofía de los antiguos por su evidente insuficiencia de verificación. En su momento analizó que, pese al tiempo transcurrido y la presencia de muchos científicos distinguidos, no había ni una sola materia dentro de su esfera que no estuviera, todavía, en discusión.


El joven Descartes, contaba apenas 20 años cuando confiaba en que podría remediar todo este enredo y aunque tal postura era poco común en un muchacho de su edad, en su caso sí iba a tener un resultado muy poco común. Iba a hacer todo cuanto soñó, y a refundir el pensamiento humano como sólo lo han hecho un grupo de hombres en el curso de la historia. Lo que todavía es más desusado, iba a llevar a cabo su resolución por medio de una filosofía fresca que surgió de las matemáticas. Ésta fue la "geometría analítica", que unificó toda la aritmética, el álgebra y la geometría anteriores en una técnica unitaria - una técnica consistente en considerar los números como puntos en un gráfico, las ecuaciones como formas geométricas y las formas como ecuaciones -. La geometría analítica se transformó en los cimientos sobre los que se construyeron la mayor parte de las matemáticas superiores actuales y gran parte de las ciencias exactas.


Para valorar el legado de Descartes, vale la pena describir el mundo en que vivió en el invierno de 1616. La sociedad se reavivó con ideas frescas e intrépidas hazañas: los protestantes proclamando sus austeros patrones de conciencia individual; naciones rivales proyectando imperios en el extranjero; los comerciantes holandeses de pieles haciendo tratos en Manhattan; los colonos ingleses luchando para sobrevivir en Jamestown. Los amantes del teatro en Londres lamentaban la reciente muerte de Shakespeare. Monteverdi estaba componiendo las primeras grandes óperas mundiales. William Harvey había justamente iniciado las conferencias en que describía el corazón, no como un centro de emociones, sino como una bomba para la sangre. Kepler estaba preparando la publicación de la tercera y última de sus leyes. La idea de que el sol es el quecentro del sistema solar - propugnada por el astrónomo polaco Copérnico - había sido precisamente calificada de herejía por la Santa Iglesia en Roma; Galileo, ocupado con el telescopio que acababa de descubrir, la había revivido y, como era la costumbre, la Iglesia le había sido prevenido de que cesara en su entusiasta apoyo de la idea.


En medio de esta amplia onda de creatividad, el joven Descartes llegó al convencimiento de que el mundo necesitaba una fórmula que disciplinara el pensamiento racional y unificara el conocimiento. Se dispuso a encontrarla en el "conocimiento de mí mismo" y en el "gran libro del mundo". Después de probar brevemente los placeres de París, se convirtió en caballero de armas del príncipe holandés de Nassau v después del duque alemán e Baviera. Mientras fue soldado, como él mismo dijo, pasó la mayor parte del tiempo "con la cabeza y las orejas en el estudio de las matemáticas", rama del conocimiento que le encantaba porque en ella encontraba las certidumbres de sus pruebas y la evidencia de sus razonamientos. En el espacio de dos años - tenía 22 - empezó a desarrollar su geometría analítica y un año más tarde había ideado el discurso del método , que iba hacerle famoso como filósofo.