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Algo sobre los egipcios

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La masa de la nación egipcia estaba formada por campesinos que cultivaban por cuenta del rey, de los sacerdotes y de los señores.

La tierra no les pertenecía. En aquel clima cálido y seco se vive a poca costa. Los egipcios pasaban casi todo el tiempo al aire libre, al aire libre comían y muchas veces dormían también al aire libre. No tenían, por consiguiente, más que casas pequeñas y sin muebles. Apenas sentían necesidad de ir vestidos; los trabajadores no llevaban más que un lienzo sujeto alrededor de la cintura, que bajaba hasta la rodilla; las mujeres solo vestían una especie de camisa de hilo; los niños no llevaban vestido alguno, y como se les daba un alimento muy sencillo, legumbres y tallos de papiro principalmente, se calculaba en pocos duros lo que gastaban en criar un hijo hasta que alcanzara los quince años aproximadamente.

Todos los años, los campesinos habían de llevar parte de la cosecha a los graneros del rey. He aquí cómo pinta el escriba la suerte del labrador: "No te has representado la existencia del aldeano que cultiva la tierra: El recaudador está en el muelle ocupado en cobrar la renta de las cosechas; a su lado hay agentes, generalmente, negros armados de varas de palma. Todos gritan: ¡Vamos, granos! Si el aldeano no los tiene, lo tienden en el limo cuan largo es, lo atan, lo arrastran al canal y le meten la cabeza lo primero".

Cuando el rey deseaba construir un edificio, abrir un canal o hacer un camino, los habitantes le servían para ello. Se enviaba una orden al gobernador, que mandaba pregonarla por las aldeas. Al día siguiente, todos los hombres habían de salir para la cantera, cada cual con provisiones para quince días o un mes, unos cuantos panes, cebollas y habas. Trabajaban dirigidos por los arquitectos y los capataces, que no dejaban de darles de palos. Luego llegaban otros a ocupar su puesto y eran despedidos; pero más de uno no volvía. . - Los egipcios sabían trabajar el oro, la plata, el cobre y el hierro, y practicaban ya un gran número de nuestras in­dustrias. Por eso, los excavadores se sorprendían, al abrir tumbas que contaban más de cuatro mil años, y encontrar muchos objetos que no se creían tan antiguos.

El museo del Louvre está lleno de estos productos del arte egipcio. Son telas delgadas de hilo o de lana, teñidas de rojo o azul,{ o azul, frascos, copas, collares de vidrio, adornados a veces con filetes de colores, cacharros barnizados, vasos de bronce, de plata, de oro, de alabastro, con vidriados de hermoso color verde o de resplandeciente azul, muebles de acacia o de cedro esculpidos, pla­cas de porcelana esmaltada que se aplicaban a las paredes, sortijas y alhajas con piedras preciosas o imitaciones de rubíes, de esmeraldas, de zafiros, hasta flores artificiales, pomadas para teñir las cejas o los labios, y pelucas para los días de ceremonia. Se han encontrado también juguetes de niño, consistentes en muñequillos que se mueven tirando de una cuerda, animales pequeños, utensilios e instrumentos de jardinería. Y gran variedad de objetos útiles para diversos propósitos. No hay que olvidar que fueron los egipcios el primer pueblo que supo hacer papel. Así es como lo lograban.

Cortaban en delgadas láminas los tallos de papiro que tienen con frecuencia tres metros de ancho. Ponían las láminas unas encima de otras, a modo de hojas de un libro; las espolvoreaban con goma arábiga, tendían de esta suerte varios grupos de hojas. Luego las prensaban fuertemente para unirlas y alisaban la superficie. De este modo obtenían el papiro, que era una especie de cartón oscuro y sobre él escribían con una caña mojada en tinta negra