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¿Qué es lo que permite la contracción de los
músculos?
Empecemos diciendo que los impulsos nerviosos de los órganos
sensoriales discurren por los nervios y, finalmente, alcanzan el músculo.
Estos impulsos afectan a una membrana denominada sarcolema, que está
adherida al músculo, o rodeándolo, la cual estimula
al músculo para que se contraiga. Dale y Brown descubrieron
que cuando los impulsos nerviosos llegan a la membrana, se libera
acetilcolina, sustancia que perdura solo un corto período,
dado que en el músculo hay también una enzima capaz
de destruirla. Si se introduce acetilcolina, se obtiene la prueba
de que esta sustancia es la causante de las contracciones, pero hemos
de pensar en grandes cantidades de células sensoriales que
suministren impulsos a miles de nervios, lo hace evidente la necesidad
de un órgano central que reciba toda la información
y que la reexpida a los músculos para producir las acciones
apropiadas. Esto significa que el desarrollo de complicados órganos
de los sentidos, requieren el desarrollo simultáneo de mejores
cerebros para coordinar el aumento de información.
Por esto, no debe sorprender que en los animales superiores el cerebro
sea uno de los mayores órganos. En el hombre es una enorme
masa de células nerviosas o neuronas, al menos 12 000 millones,
conectadas entre sí por numerosos filamentos nerviformes o
axones. Una neurona puede estar conectada así con centenares
de otras neuronas. En conjunto las neuronas y sus nervios de conexión
constituyen una red que proporciona innumerables vías desde
un punto a otro, lo que sucede, incluso, en un insecto como la mosca
casera, cuyo cerebro contiene millares de neuronas. La característica
más importante del cerebro humano y de los animales similares
es la capacidad de recibir un mensaje compuesto de diversas impresiones
sensoriales. La parte de mensaje reci-bido, transportada por un solo
nervio o incluso por un pequeño grupo de nervios, no significa
nada por sí misma. Por ejemplo, si se mira un fotograbado,
pueden distinguirse los puntos separados con los cuales se forma la
imagen. Pero un punto o unos pocos puntos no significan nada en sí
mismos; únicamente el conjunto de puntos de un área
grande representa algo; y el cerebro es capaz de captar dicha imagen
y también ha de serlo para combinar las señales que
llegan simultáneamente de un gran número de nervios
sensoriales y construir una imagen coherente con ellas.
Al cerebro llegan la mayor parte de los nervios de los órganos
de los sentidos y de él salen la mayor parte de los que gobiernan
a los músculos. ¿Podemos averiguar qué ocurre
en su interior, qué vías siguen los impulsos que penetran
en el cerebro a través de los nervios excitados, y cómo
se elabora una imagen coherente con los mensajes que llegan a través
de gran número de nervios? Podría compararse el cerebro
a una central telefónica en la cual los circuitos de entrada
se conectan a los requeridos de salida, pero la analogía nos
explica poca cosa acerca del mecanismo real.
La información que llega de los órganos de los sentidos
lo hace en forma de impulsos eléctricos que recorren los nervios
sensoriales, unos tras otros a intervalos regulares o irregulares.
La única información que penetra en el cerebro está
contenida en estas secuencias de impulsos, y el cerebro tiene que
interpretarlas y convertirlas en algo útil. Por ejemplo, los
nervios ópticos terminan en diferentes neuronas; cada nervio
óptico está conectado en realidad con varias neuronas
de las cuales parten ramificacio-nes que van a muchas otras células
nerviosas. Es posible descubrir, hasta cierto punto, las vías
seguidas por los impulsos nerviosos en el interior del cere-bro insertando
electrodos que detectan las modificaciones eléctricas a su
paso por las fibras nerviosas. Operando con ranas, los impulsos eléctricos
producidos estimulando la retina pueden seguir-se primeramente en
los nervios ópticos, y luego un pequeño trecho en el
interior del cerebro, hasta que finalmente se pierden entre las innumerables
conexiones que enlazan entre sí a las neuronas. Es que la imagen
de la retina del ojo se extiende a las múltiples neuronas de
una zona muy extensa del cerebro y millones de células cerebrales
intervienen en la recepción de una sola impresión visual.
Indudablemente, en todo momento hay una gran actividad eléctrica
en el cerebro, lo que se comprueba mediante el electroencéfalograma,
aparato que registra el ritmo global de la actividad eléctrica.
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