Energía solar |
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Aproximadamente la tercera parte de la energía solar que
alcanza la tierra se invierte en fenómenos de asombrosas proporciones
y de inmensas consecuencias para el hombre. El sol, cada año,
evapora y eleva 400.000 kilómetros cúbicos de humedad
de los mares, ríos, lagos y corrientes. Para una más
fácil comprensión, diremos que el mar Mediterráneo
pierde más agua por efectos de la acción del sol y que
su evaporación es muchísimo mayor que el agua que le
suministran todos sus ríos tributarios, y solo puede mantener
su nivel gracias a una fuerte corriente de agua que proviene del océano
Atlántico y que hace posible que se rellene el vacío
que produce la mencionada evaporación.; es verdad que gran
parte de esa humedad vuelve a caer sobre el océano, pero una
tercera parte de ella desciende sobre la tierra en forma de lluvia,
nieve, granizo y rocío, todo lo cual contribuye a formar los
ríos, corrientes y glaciares que han proporcionado al hombre
una importante fuente de energía. La arrolladora fuerza del
agua en movimiento la evidencia el cálculo de que tres mil
millones de toneladas de rocas son arrastradas a los océanos
por las corrientes terrestres. La fuerza hidroeléctrica es
la fuente de un quinto de la electricidad que se produce en los EE.
UU. Por lo que se refiere a los glaciares, el terreno de toda la parte
norte de continente americano es testimonio de su monumental poder
de abrasión, y lo mismo, puede decirse de las cumbres de los
Alpes. Una magnífica reserva de energía se agita en
los océanos que cubren el 70,8 % de la tierra; lo más
visible de esta energía, es la fuerza del viento y de las mareas.
Las olas, acumuladas por el viento, muerden, arrancan y trituran la
costa, deshaciéndola en un punto y reconstruyéndola
en otro.
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