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Energía solar

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Aproximadamente la tercera parte de la energía solar que alcanza la tierra se invierte en fenómenos de asombrosas proporciones y de inmensas consecuencias para el hombre. El sol, cada año, evapora y eleva 400.000 kilómetros cúbicos de humedad de los mares, ríos, lagos y corrientes. Para una más fácil comprensión, diremos que el mar Mediterráneo pierde más agua por efectos de la acción del sol y que su evaporación es muchísimo mayor que el agua que le suministran todos sus ríos tributarios, y solo puede mantener su nivel gracias a una fuerte corriente de agua que proviene del océano Atlántico y que hace posible que se rellene el vacío que produce la mencionada evaporación.; es verdad que gran parte de esa humedad vuelve a caer sobre el océano, pero una tercera parte de ella desciende sobre la tierra en forma de lluvia, nieve, granizo y rocío, todo lo cual contribuye a formar los ríos, corrientes y glaciares que han proporcionado al hombre una importante fuente de energía. La arrolladora fuerza del agua en movimiento la evidencia el cálculo de que tres mil millones de toneladas de rocas son arrastradas a los océanos por las corrientes terrestres. La fuerza hidroeléctrica es la fuente de un quinto de la electricidad que se produce en los EE. UU. Por lo que se refiere a los glaciares, el terreno de toda la parte norte de continente americano es testimonio de su monumental poder de abrasión, y lo mismo, puede decirse de las cumbres de los Alpes. Una magnífica reserva de energía se agita en los océanos que cubren el 70,8 % de la tierra; lo más visible de esta energía, es la fuerza del viento y de las mareas. Las olas, acumuladas por el viento, muerden, arrancan y trituran la costa, deshaciéndola en un punto y reconstruyéndola en otro.
Y, además, las olas producen verdaderas obras de arte. Olas procedentes del Atlántico Norte recortan el perfil rocoso del Cabo Wrath, en la costa noroeste de Escocia. Se ha calculado que durante los fuertes temporales la fuerza de las rompientes llega a ser de treinta toneladas por metro cuadrado. El viento y las olas han esculpido las torres gemelas de la Roca de la Catedral, junto a lo costa. Las olas impulsadas por el temporal tienen potencia para lanzar al aire peñascos y reducir a añicos grandes edificios.
La marea, con sus idas y venidas dos veces al día, mantiene en constante movimiento infinidad de millones de toneladas de agua. Respondiendo a la atracción de la gravedad de la luna, y hasta cierto punto del sol, el ciclo de las mareas afecta también a la forma de la tierra. Pero en el océano hay aún mucha más energía de la que se ve a primera vista; encerrada en las moléculas del agua del mar se encuentra una fuente elemental de prodigiosa energía: el deuterio, átomo de hidrógeno pesado. La fusión controlada del deuterio - objetivo que la ciencia persigue - haría del mar una fuente de energía que podría satisfacer nuestras demandas presentes durante mil millones de años.
Otra fuente indirecta de energía es la vegetación del mar. Algún día las algas microscópicas, a razón de 100 kilos por hectárea, podrán proporcionar alimento inagotable a un mundo superpoblado.