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Aunque se desconoce la causa que la provoca, se puede afirmar que
la psoriasis, no es una enfermedad contagiosa. Se manifiesta por la
aparición de una serie de puntos rojos en la piel, debido a
un proceso anormal del recambio de las células. Es más
frecuente que aparezca entre los 20 y 50 años; raramente se
sufre en otras edades o en la infancia.
La piel está compuesta por una capa externa, muy fina, que
se llama epidermis, constituida por células aplanadas que viven
entre los 25 y 30 días y que nuestro organismo necesita renovar
continuamente. Más abajo, está la dermis formada por
células vivas y que contiene vasos sanguíneos, vasos
linfáticos, folículos pilosos, músculos, glándulas
sebáceas y sudoríparas y las terminaciones nerviosas
que le dan sensibilidad a la piel sana.
Las células después de vivir su período, mueren,
entonces, migran a la superficie y se eliminan, pero si se acorta
su período reproductivo y mueren a los 4 o 5 días, este
desequilibrio en el ciclo de renovación celular, produce una
acumulación de células muertas que forman placas a las
que la sangre afluye en una mayor cantidad, lo que les da el tinte
rojo.
Se conocen varios factores desencadenantes de esta anomalía.
En las mujeres, los cambios hormonales por la menstruación,
el embarazo o la menopausia; en todo individuo, por infecciones de
la piel o de las vías respiratoria, las quemaduras solares,
el sobrepeso o los excesos con el alcohol, o trabajar en sitios con
mucha suspensión de polvos. Aunque la curación de esta
enfermedad no es definitiva, hay variados tratamientos médicos,
desde luego, sin llegar a la hospitalización, lo que ocurre
excepcionalmente, porque la psoriasis se presenta en varios tipos:
en gotas, en placas, o las llamadas eritrodérmica o pustulosas.
Otras se localizan en las rodillas o en los codos, en la palma de
las manos o en las plantas de los pies, y casos hay en que puede presentarse
en forma de artritis. Para esta diversidad de la psoriasis, también,
existen diversos tratamientos, que son siempre individualizados, según
el paciente. Los Tratamientos tópicos son los que aplican directamente
en la piel corticoides, alquitranes, emolientes, análogos de
la Vitamina A; algunos admiten combinación con la fototerapia.
Están los baños, añadiendo al agua alquitranes,
sales o avena. La Fototerapia, consiste en la aplicación de
rayos ultravioleta UVA y UVB, que inhiben la proliferación
de células. Naturalmente, estas aplicaciones debe hacerlas
un dermatólogo. Los Tratamientos Sistemáticos. Esta
enfermedad es autoinmune. Pocas personas han pensado que la piel es
el mayor órgano del cuerpo, que lo envuelve y protege contra
los virus y las bacterias, dado que está en permanente contacto
con el exterior. Nuestro organismo cuenta con un sistema defensivo
que constituye el sistema inmunitario, que lo defiende los elementos
patógenos, pero cuando ocurre que este sistema no puede identificar
al agente agresor, se produce un fenómeno maligno, porque empieza
a atacar a las células sanas y, entonces, llamamos a esta enfermedad
autoinmune, como es el caso de la psoriasis: nuestro sistema defensivo
se ha equivocado de enemigo. Aquí la ciencia ha investigado
y producido medicamentos para corregir tal desequilibro del sistema
defensivo, y aplica las terapias biológicas.
Desde antiguo, las enfermedades de la piel han afectado a los individuos
en el plano social y, también, en el familiar, pero la ciencia
dérmica ha avanzado bastante con una muy amplia gama de terapias
y medicamentos y se ha logrado atenuar las formas más graves
de la psoriasis, enfermedad que no es previsible, pero, tampoco es
hereditaria.
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