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ENFERMEDADES

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Las enfermedades no contagiosas provienen de las faltas metabólicas presentes desde el nacimiento, que deja al organismo enfermo con carencias para tratar con los materiales naturales que encontrara en su vida diaria. En los seres humanos, por ejemplo, la falta de una cierta enzima necesaria para el metabolismo del aminoácido común fenilalanine, acarrea la enfermedad phenyiketonuria (o PKU) que, a menudo, se asocia con el retraso mental. Otros defectos metabólicos retardan su aparición en la vida del individuo, más o menos, tarde. Aquí, pueden citarse, como ejemplos, dos clásicas enfermedades: l) la gota y 2) la diabetes. La gota es el resultado de una acumulación, dentro de los tejidos, de ácido úrico, un producto nucleico extremo del metabolismo ácido; y la diabetes es el resultado de un deterioro de la síntesis de insulina por el páncreas y, consecuentemente, una incapacidad de metabolizar azúcares y grasas animales.

Alternativamente, la falta metabólica puede asociarse con el envejecimiento y el concomitante deterioro de los mecanismos de control, como en la pérdida de calcio del hueso, condición que se conoce como osteoporosis. Estas enfermedades metabólicas se desarrollen tardíamente se debe a un origen genético, es decir, tienen una tendencia heredada; esto parece se definitivo en algunos casos, aunque es incierto en otros.


Las descomposiciones metabólicas también pueden ser el resultado de los efectos de factores medioambientales externos, y esta relación puede ser sugerida por su extensión solo en una área geográfica muy determinada. Ejemplos notables son el bocio y las manchas en el esmalte de los dientes.


El desarrollo de bocio es atribuible a deficiencia de yodo en la dieta, que lleva al crecimiento desmesurado de la glándula tiroidea en su esfuerzo vano por superar esta deficiencia. En la ausencia de yodo en la dieta de elementos normales como, sal de mesa, la enfermedad tiende a extraerlo si se consume algo de marisco.
La mancha en el esmalte de los dientes son producidas por cantidades excesivas de flúor en el agua y que, sin embargo, la falta o deficiencia de flúor en el agua que se bebe, propicia la aparición de caries dentales. Es necesaria una proporción justa. En condiciones análogas, en animales domésticos herbívoros, se trata de deficiencias en los elementos del pasto con que se alimentan, porque las tierras en que crecen, carecen de elementos como el cinc, que es necesario en la dieta de las hierbas que comen.

De igual manera, hay deficiencias en los pastos, si la tierra no tiene suficiente elementos esenciales, particularmente nitrógeno, potasio, y fósforo. Estas anomalías se corrigen con sales suplementarias que, al proporcionar estos elementos, mejoran y afianzan la dieta de las plantas y de los animales domésticos. El crecimiento de los pastos y plantas, también será deficiente en tierras que carezcan, especialmente, de nitrógeno, potasio, y fósforo. Generalmente, éstas son enfermedades de deficiencia; pero hay también enfermedades que son el resultado de sustancias tóxicas agregadas en cantidades suficientes al ambiente en que se vive o se trabaja, lo que puede producir síntomas de mayor o menor gravedad.

Aunque los mejor conocidos son los desórdenes humanos, los efectos inducidos de la contaminación del medio ambiente también afectan a las plantas y los animales. Los problemas causados por agentes tóxicos medioambientales son, en gran parte, artificiales. Las enfermedades medioambientales mejor conocidas, quizás, sean las enfermedades profesionales, sobre todo aquéllos del tracto respiratorio, incluso el asbestosis, silicosis, y bisinosis (causadas, respectivamente, por inhalación de polvo de asbesto, sílice, y polvo de algodón). También, es importante mencionar los envenenamientos por metales, como mercurio, plomo y arsénico, que se usan para solventes en procesos industriales, y la exposición a ionizar al trabajador por radiación. De mayor importancia para la población son las enfermedades causadas por la exposición a los insecticidas y a los contaminantes atmosféricos. Cosas así, normalmente, son causas de enfermedad, aunque no siempre se trate de una naturaleza crónica, lo que requiere una exposición prolongada al agente nocivo. Las enfermedades medioambientales de todos los tipos, sin embargo, también pueden predisponer al individuo a otras enfermedades, notablemente la tuberculosis, en el caso de las enfermedades respiratorias, como la silicosis, y quizás, en un plazo largo, al cáncer.