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Hay miles y miles de escritores que saben que, salvo algunos elegidos,
no se puede vivir de la literatura, y esto no es nuevo. En el siglo
XVIII el público lector era muy escaso; de ahí que la
mayor parte de los escritores provenían de familias acomodadas
por lo que no tenían necesidad de trabajar; también,
es necesario saber que, para escribir, Boileau dictó las reglas
del buen gusto, que fueron aceptadas por la Academia y había
que ceñirse a ellas. Ya en el siglo XIX se produjo una especie
de revolución en la organización de la prensa, se editaron
revistas mensuales y La Revue des Deux Mondes, empezó a publicar
novelas y poesías; se crearon gabinetes de lectura donde los
jóvenes iban a leer las obras recién editadas. Se publicaron
más periódicos y se crearon "bibliotecas de préstamo"
(Alemania), e imitando a Inglaterra, apareció el primer periódico
con anuncios pagados; también, el público pudo comprar
ejemplares sueltos. Los libreros se habituaron a observar los gustos
de los lectores para calcular la cantidad de ejemplares al editar
una novela. Por lo dicho al comienzo, Lamartine, vendió parte
de sus obras antes de haberlas escrito. En 1823, le escribía
a un amigo: "Acabo de vender en 14.000 francos, al contado, mi
último tomo de las Meditaciones y tuve que escribirlo",
pero, su Viaje a Oriente le produjo cerca de 100.000 y la Historia
de los Girondinos los 400.000 francos que necesitaba para cubrir sus
deudas. Alejandro Dumas, empleaba escritores jóvenes para cumplir
con la entrega de novelas que le pedía su librero, con las
que ganó muy cerca de 1.000.000 de francos.
Los periódicos pusieron de moda los folletines - que eran trozos
de novelas - que llevaban al final su marca de fábrica "continuará".
Por otra parte, se dictaron leyes sobre los derechos de autor y se
firmaban contratos entre autores y editores o directores de teatro.
Es decir, la profesión de escritor llegó a ser un medio
de ganar una subsistencia regular. Se publicaron más libros
y obras de teatro, aumentó el número de lectores y de
espectadores: la literatura y el teatro pasaron a ocupar un lugar
en la vida de la sociedad y la literatura misma cambió dando
paso al romanticismo.
El romanticismo había empezado en los países del norte;
pero los escritores más celebres fueron franceses. Chateaubriand,
nacido en 1768, de una familia noble de Bretaña, quiso combatir
la filosofía del siglo XVIII y buscar la inspiración
literaria en la religión cristiana. Escribió novelas
poéticas, Átala, en la que empezó a describir
paisajes de América, luego René , en la que apareció
por primera vez en Francia el tipo de joven melancólico y desesperado.
Se hizo célebre con Los mártires, la primera novela
histórica francesa. Con él comenzó una nueva
forma de literatura, el romanticismo francés.
Los grandes poetas aparecieron en tiempos de la Restauración.
Fue primeramente Lamartine, nacido en 1790, en Macón, de familia
noble. Se hizo célebre de pronto por su primera publicación,
Las Meditaciones, serie de composiciones líricas en que expresaba
sus sentimientos.
Víctor Hugo, nacido en 1802, hijo de un general del Imperio,
comenzó de estudiante a escribir versos y novelas. Antes de
cumplir los dieciocho años fundó con algunos amigos
una revista anexa a un periódico realista. Escribió
primeramente Odas dedicadas a la familia real, se dio a conocer entre
la juventud por el Prólogo de Cromwell , luego por su colección
de poesías, las Orientales, que le convirtió en el poeta
de moda. Se transformó en un personaje célebre después
de 1830, a la vez por la serie de sus dramas y por su gran novela
histórica Nuestra Señora de París. El último
de sus dramas. Los burgueses, fue mal acogido por el público,
y no volvió a escribir para la escena.
Al mismo tiempo aparecía un poeta lírico cuya fama fue
menos brillante, Alfred de Vigny (1793-1863), autor de poesías
filosóficas y de una novela histórica, Cinco de Marzo.
Alfredo de Musset (1810-1857) se dio a conocer muy joven con poesías
líricas en las que expresaba sus tristezas. Luego escribió
en prosa sus Comedias y Proverbios, colección de obras cortas
de teatro imitadas sobre todo de las comedias de Shakespeare, en un
lenguaje de una elegancia y gracia muy raras entre los románticos.
Fueron también muy admiradas en aquel tiempo las obras líricas
de Casimiro Delavigne (1792-1843), sobre todo las Mesenianas, y más
tarde los Yambos, de Barbier (1805-1882), escritos en honor a la Revolución
de 1830.
Teófilo Gautier, amigo de Víctor Hugo, comenzó
con poemas románticos, pero se dio a conocer sobre todo con
Viajes en prosa y novelas históricas.
.Al mismo tiempo los románticos transformaban la novela y hacían
de ella el principal género literario en prosa del siglo XIX,
Chateaubriand había empezado con Los mártires y Los
Natchez. Los poetas mismos, Lamartine, Víctor Hugo, Alfredo
de Vigny, Musset, todos escribieron novelas. Pero el público
se había apasionado principalmente con las novelas históricas
inglesas de Walter Scott. Alejandro Dumas escribió entonces
para el lector menos exigente una serie de novelas (la más
célebre fue Los tres mosqueteros), relatos de aventuras muy
divertidos, pero faltos de estilo. Los grandes novelistas fueron los
que intentaron representar la sociedad de su tiempo: Mérimée,
y sobre todo Jorge Sand y Balzac.
Aurora Dudevant, nacida en 1804, había dejado a su marido para
establecerse en París con sus dos hijos. Escribía para
ganarse la vida, con el seudónimo de Jorge Sand. Se hizo célebre
por una novela, Indiana, enteramente romántica. Vivió
luego algunos años con socialistas y escribió novelas
humanitarias. Más tarde, en una serie de novelas campestres,
que han seguido siendo las más célebres, representó
los aldeanos del Berry, su país (1844-1852). Lo que pintaba
con preferencia era el amor, la humanidad y la naturaleza y no le
gustaba representar más que la belleza. "El espíritu
humano, decía, no puede dejar de embellecer y elevar el objeto
de su contemplación".
Balzac (1799-1850) comenzó con malas novelas históricas,
luego fundó una empresa de librería que fracasó
y le dejó cargado de deudas, para pagar las cuales hubo de
escribir toda la vida. Puso en sus novelas personajes de su época,
describiendo su aspecto exterior y todos los actos de su existencia
con todo pormenor, y fijándose principalmente en los tipos
más antipáticos, ambiciosos, bandidos, estafadores,
gentes malas y mezquinas de la burguesía.
En esta misma generación, la Historia cambió de forma.
Los historiadores románticos trataron de interesar a la masa
general, refiriendo el pasado con pormenores pintorescos de color
local, escenas violentas, y hasta dando cabida a sus sentimientos
particulares, de modo que pareciera, un drama o una novela. Agustín
Tierry (1795-1856) fue inducido por una novela histórica de
Walter Scott a escribir su obra principal: Historia de la conquista
de Inglaterra. Michelet (1798-1874), profesor de Historia, quiso hacer
de esta ciencia "una resurrección". Emprendió
una Historia de Francia, luego otra de la Revolución que le
ocuparon hasta el final de su vida.
En tiempo de la Restauración el público se apasionó
por los profesores que daban las enseñanzas públicas:
Guizot, profesor de Historia; Cousin, de Filosofía; Villemain,
de literatura. Aquellos profesores, que hablaban para un público
numeroso y muy ignorante, empleaban formas oratorias que transformaron
el discurso público en un género literario.
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