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Hijo de la fotografía instantánea y de las arcaicas
proyecciones de la Linterna Mágica, el cine irrumpió
como fantasmagoría en la que la ilusión suplantaba a
la realidad. No de otro modo se explica el espanto de los primeros
espectadores que creían que la locomotora que avanzaba en la
pantalla se iba a arrojar sobre ellos; ni el pavor de los mujiks que
quemaron una pantalla porque creían que el zar se les aparecía
por arte de magia negra; ni la lujuria de los indígenas africanos
que se alzaban para tratar de mirar dentro del escote de una actriz
francesa. El cine vendió a las miradas de los ciudadanos sueños
colectivos plasmados ópticamente sobre un lienzo.
Y aunque los hermanos Lumiére se habían empeñado
en hacer del cine un frío notario de la realidad, fue la fantasía
de Georges Méliés la que acabó triunfando, con
sus viajes a la luna, sus musas voladoras, sus estatuas vivientes,
sus hombres mosca y sus brujerías sin cuento. Méliés,
deslumbrado por las primeras proyecciones de los Lumiére, intentó
comprarles una cámara tomavistas, pero los inventores le aseguraron
que aquel artefacto no tenía ningún porvenir; entonces,
Méliés se construyó uno similar. Bueno es saber
que el primer estudio cinematográfico del mundo, 1897, se armó
en el jardín de su finca con paredes y techo de cristal para
aprovechar la luz solar. Este ingenioso mago acomodó el espectáculo
teatral del siglo XIX, instaurando la puesta en escena en función
de la cámara, y con este ensamblaje estético desbordó
las crónicas documentales de Lumiére.
Así nació el cine de ficción narrativa y de fantasía,
que transformado en espectáculo de masas manufacturado industrialmente,
no pudo escapar a la gravitación comercial y, desde 1908, se
fue consolidando la categoría de productores, distribuidores
y exhibidores. Y por ello, muy tempranamente, algunos empresarios
prósperos (Edison, en América; Charles Pathé
y León Gaumont, en Francia) intentaron controlar todas las
etapas del negocio, ensayando combinaciones oligopolísticas.
Pero el mercado era indisciplinado y selvático, tanto que en
los burdeles comenzó a florecer un cine que las autoridades
no autorizaban para su exhibición pública y que en Francia
se llamó explícitamente cinéma-cochon, porque
estaba destinado a excitar al público que frecuentaba los prostíbulos,
con el ánimo de que utilizasen los servicios del personal femenino.
En el otro extremo del espectro, algunos predicadores ambulantes comenzaban
a usar películas de contenidos piadosos para sus proselitismos,
mientras el Vaticano se interrogaba sobre qué hacer con aquel
invento, que parecía servir mejor al demonio que a Dios. Entre
tanto, el pujante cine danés trataba de conciliar audazmente
el atractivo sexual con el mensaje moralizante en títulos como
Trata de blancas (1910).
Las primeras estrellas, procedieron del cine cómico, como el
de Max Linder, que usó los primeros planos parq familiarizar
las facciones de los actores entre el público y, así,
convertirlas en figuras carismáticas, sobre las que podían
proyectar sus deseos y ensueños. Al mismo tiempo, Edison desató
una guerra de pleitos, alegando la prioridad de sus patentes, a tanto
que los productores independientes - la mayoría judíos
centroeuropeos -, decidieron dejar atrás Nueva York e irse
a un suburbio lejano de Los Ángeles, llamado Hollywood. Y ahí
florecería la épica de los western y sus primeros héroes
desde Bronco Billy hasta Tom Mix , para no citar a la larga cadena
de "vaqueros".
Los primeros que desarrollaron el cine
Los Hermanos Lumière. Obtuvieron la primera emulsión
que permitió la fotografía instantánea en 1881.
Louis (1864-1948) construyó su primer aparato cinematográfico
en 1895 con el que rodó (a salida de los obreros de una fábrica.
En 1903 ideó la placa tricromo, que permitía fotografiar
en color. Durante la I Guerra Mundial, el pequeño de los Lumiére
trabajó en la acústica de los aviones y en la fotografía
en relieve. Auguste (1862-1948) abandonó la fotografía
y orientó sus actividades hacia el campo de la biología.
THOMAS EDISON1847-1931. Las imágenes en movimiento existen
desde que Thomas Edison diseñó las cintas en celuloide
en 1889. De formación autodidacta, se le conoce por inventar
la lámpara incandescente, gracias a la cual pudo fundar la
General Electric Company en 1879. A lo largo de su vida consiguió
1.093 patentes que sentaron la base de la tecnología moderna.
GEORGES MÉLIÉS - Fue el primer director que vio en el
cine espectáculo más que una mera novedad científica.
Como artista consciente de su cine, ensambló sus películas
mudas, pictóricas de imaginación, como Viaje a la Luna
(1902), 20.000 leguas de viaje submarino (1907) y La conquista del
Polo (1912), con un estilo personal, derivado de la atmósfera
estética del siglo pasado.
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