Otros textos
|
|
Gastronomía, es la traducción de dos palabras griegas
que significan gastro= estómago y nomía = arreglar,
aderezar, es decir, es el arte de preparar bien las comidas, capacidad
que ha sido desarrollada solo por el hombre, manipulando los productos
alimenticios.
Y como en todo, las técnicas culinarias practicadas hoy, se
han logrado en el transcurso de muchísimos siglos, porque el
hombre primitivo, como la mayoría de otros seres vivientes,
se pasó siglos con una alimentación basada en la recolección
para procurarse las proteínas, los lípidos y los glúcidos
que les eran necesarios, primero para su subsistencia y, por cierto,
para su reproducción. También hay que anotar que el
hombre primitivo se limitó, durante milenios, a utilizar el
fuego como único medio de variar el sabor de lo que comía
y, también, que tardó siglos en fabricar vasijas que,
con agua y fuego, gracias a la temperatura, purificara sus alimentos
de bacterias y neutralizara una larga serie de elementos químicos
tóxicos. Por ejemplo, es bien sabido que algunas setas venenosas,
con la cocción, se transforman en un manjar. Talvez, las setas,
carnes y verduras, fueron los ingredientes de las primeras sopas.
Las experiencias que significaron lentísimos avances en la
alimentación, fueron acumulados por quienes preparaban las
comidas y, sin duda, cocinera o cocinero, fueron los inventores de
nuevas preparaciones de platos comestibles, lo que trajo aparejado
la aparición del gastrónomo, el degustador de la buena
comida y catador riguroso del arte de prepararlas; el gastrónomo,
es el gourmet para los franceses.
En las culturas primitivas los productos de la caza se ponían
al fuego como un todo, porque tardaron siglos en aprender a cortarlas
en piezas. En los jeroglíficos de asirios y egipcios encontrados
por los arqueólogos no se ha descubierto ningún recetario
culinario, aunque sí han descifrado normas para conseguir una
buena cerveza, que es la bebida más antigua de la humanidad.
Son muy escasas las citas gastronómicas, salvo en Festín
de los Sabios, de Ateneo y solo en el esplendor de los días
de Pericles, los banquetes cobraron gran importancia en la vida social,
comidas que se iniciaban con la invocación de la diosa Gasterea.
El imperio románico, en alimentación, como en otros
aspectos, heredó la tradición griega, pero fueron los
romanos los que impusieron el hábito de que ningún ingrediente
conservara su forma y sabor propios. Y la descripción del lujo
y refinamiento de los banquetes imperiales se lee en el Satiricón.
La caída del imperio cambió las costumbres y el mundo
civilizado dejó de comer acostado para hacerlo en mesas a las
que, por primera vez, se admitieron a las mujeres como comensales.
Y dando un gran salto en la historia hasta la conquista de América,
se produce un notable cambio en la despensa de los europeos con la
llegada del tomate y el pimiento para acompañar a la solitaria
cebolla; además, se extendió el cultivo de los cítricos
- naranjas, mandarinas, limas, limones. Y es el momento de decir que
la patata, tubérculo que era el antiguo alimento de los incas
peruanos, sació las hambrunas de gran parte de Europa. Por
su parte, Europa proporcionó a las Antillas la caña
de azúcar, traída por los árabes de la India,
zona que, en pocos años, se convirtió para Europa en
el principal proveedor de azúcar, cuyo precio europeo era prohibitivo
por lo que solo endulzaba sus platos con miel.
En el medioevo, la gastronomía no consistía solo en
caballeros devorando asados, aunque es curioso saber que se utilizó
un segundo cuchillo - uno para cortar la carne y otro para pincharlo
y llevarlo a la boca, y hubo que esperar que el ingenio italiano inventara
el tenedor para completar el trío que usamos hoy para comer:
cuchara, cuchillo y tenedor. También, apuntemos que empezaron
a existir recetarios como el de Coch, editado en 1477 y el de Rober
Nola, con edición castellana de 1525.
Además, las especias definieron la cocina medieval y fueron
utilizadas en los guisos hasta el siglo XVII, pero por su alto precio,
no todas las familias podían utilizar pimienta, canela, nuez
moscada o jengibre, ésta ya conocido por los romanos y recordado
por Marco Polo; la gente más modesta aderezaba su sencilla
gastronomía con el laurel, las bayas de jinebrón, suavizadas
por los puerros silvestres.
La Revolución Industrial que propició el desarrollo
de la agricultura, por primera vez, permitió que el hombre
pudiera tener abundancia de carne y, además, conservar otros
productos de la tierra con la refrigeración. Estos factores
llevaron al refinamiento de las comidas, tarea de los cocineros que
fijaron una categoría en los restaurantes, pero que a su vez
trajeron como consecuencia un cambio en el aspecto físico,
por lo menos, de gente con dinero, hasta que constituyó una
amenaza para la salud. Por eso, a finales del siglo XX se creó
la nueva cocina, que liberaba a las comidas de excesos de salsas y
grasas y a recuperar el sabor primario de los productos alimenticios.
La nueva cocina hizo que el cocinero pasara a ser una primera figura
de los medios audiovisuales y que su presencia en programas de televisión
despertara un interés general en los conocimientos gastronómicos.
|