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LA GENERACIÓN  ESPONTÁNEA

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¿Cómo se generó la vida? Esta pregunta elemental, no tiene una respuesta categórica, todavía. El hombre primitivo para explicarla creó los mitos y la intervención divina, aunque se admitía que formas inferiores de vida, podían nacer de materias inertes; ésta era la teoría de la generación espontánea. El italiano Redi fue el primero en dudar de tal concepción y usó la experimentación para justificar su duda. El experimento consistió en poner carne en un tarro abierto y en otro cerrado también puso carne. Las cresas, que parecían nidos de huevos de moscas, se formaron en el tarro abierto, cuya carne se había descompuesto. El italiano dedujo que las cresas brotaban de los pequeñísimos huevos de las moscas.

En 1765, otro italiano - Spallanzani -, repitió el experimento de Redi, usando pan,

un recipiente abierto y otro herméticamente cerrado, con pan hervido. Solo brotaron cresas en el pan que estuvo al aire libre. Entonces, como ha ocurrido muchas veces al avanzar la ciencia, no faltaron incrédulos y alegaron que al hervir el pan, se había destruido ¡un principio vital!

                         En 1952, Miller hizo circular agua, amoníaco, metano e hidrógeno a través de una descarga eléctrica y obtuvo Glicina y Alamina, dos aminoácidos simples. Años después, Abelsohn, hizo la misma experiencia, pero empleando moléculas que contenían átomos de carbono, oxígeno y nitrógeno, y, en su experimento, Weyschaff, aplicó rayos ultravioletas. Ambos obtuvieron los aminoácidos que forman las estructuras de las proteínas.

El francés Pasteur fue quien acabó con la teoría de la generación espontánea.

Ideó un recipiente con cuello de cisne, es decir, doblado en forma de S. Puso en el receptáculo pan y agua; hizo hervir el agua, y esperó. El líquido permaneció estéril.

Entonces, volvieron las dudas. ¿Cómo se había generado la vida, si no valía la creación divina, ni la generación espontánea?   

Hoy, la teoría  generalmente aceptada es que la atmósfera, altamente hidrogenada, por fotodisociación, lentamente, se transformó en una atmósfera de anhídrido carbónico y nitrógeno. Los mares recibieron el anhídrido carbónico, que es soluble en agua, transformándose en enormes depósitos de agua carbónica y, como hasta ahora, la Tierra estaría cargada de una

mayor cantidad de átomos radioactivos