Otros textos
|
|
Uno de los capítulos más notables de la ciencia moderna
lo constituyen las investigaciones de los últimos años
acerca del comportamiento genético de los micro-organismos
-bacterias y hongos-, que presentan muchas ventajas para la experimentación
genética. El tiempo requerido para producir una generación
nueva es breve -con frecuencia sólo cuestión de minutos-
y es posible examinar gran número de células individuales,
de modo que se pueden identificar y cultivar mutantes muy raros que,
tal vez, sólo se presenten en la proporción de uno por
cada millón, o más, de células. Esto no podría
conseguirse empleando animales o plantas de gran tamaño. El
primer micro-organismo utilizado para estos experimentos fue el hongo
Neurospora.
Beadle y Tatum expusieron esporas de dicho hongo a los rayos X y a
otros agentes mutágenos. Si bien mueren muchos de ellos a consecuencia
de este tratamiento, otros sobreviven y entre los supervivientes se
descubren mutantes que han perdido la facultad de realizar alguna,
o algunas, de las reacciones químicas que el "tipo silvestre"
original era capaz de realizar.
La neurospora original no mutada posee una notable capacidad para
la síntesis. Todo cuanto requiere para vivir y desarrollarse,
además de agua y algunas sales inorgánicas, es glucosa
y algunas otras sustancias orgánicas sencillas, amoníaco
y la enzima biotina. A partir de tan simples materiales elabora cuanto
precisa para vivir y desarrollarse; por ejemplo, los veinte aminoácidos,
las purinas y pirimidinas requeridas para sus ácidos nucleicos,
diversas vitaminas y sin duda muchas otras substancias necesarias.
Por consiguiente, es capaz de desarrollarse en un medio basal muy
simple.
Los mutantes producidos por la acción de los rayos X sobre
las esporas carecen a menudo de la facultad de elaborar alguna de
dichas substancias, y no se desarrollarán a menos que se les
proporcione éstas.
La espora que ha sufrido la mutación puede identificarse por
el hecho de que no es capaz de desarrollarse en el medio basal. Entonces
se ensaya con un medio que contenga cierto número de suplementos
por separado, hasta que se descubre la sustancia cuya carencia impedía
el crecimiento, asimismo una operación preliminar destinada
para demostrar que los defectos son verdaderas mutaciones susceptibles
de heredarse. Los supervivientes del tratamiento por los rayos X se
cruzan con la variedad silvestre y se les deja formar una nueva generación
de esporas.
La incapacidad de fabricar la sustancia persiste en algunos des-cendientes,
cuando se trata de una verdadera mutación, de acuerdo con las
leyes genéticas.
|