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GÓNGORA por PICASSO

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Al pintor malagueño no le gustaba trabajar a las órdenes de nadie; sin embargo, incursionó en el teatro, colaborando con Diaghilev. Además, ilustró más de medio centenar de libros con portadas o retratos- que no estaban necesariamente relacionados con el texto -, aunque su trabajo aportaba su enorme prestigio. En total, colaboró en más de un centenar de libros. El más apreciado trabajo literario de Picasso fue su GÓNGORA, publicado en 1948. Picasso, durante su vida, se sintió más atraído por la compañía de escritores que la de pintores o escultores; incluso, escribió poesía en español y en francés; pueden citarse "El entierro del conde Orgaz", como tributo de admiración al Grecco, contemporáneo de Góngora y, en 1937, editó "El sueño y la mentira de Franco", la más trascendente edición artística de valor político de todo el siglo. Sbartés, su amigo desde la época de estudiante y durante muchos años su secretario, afirma que nunca vio a Picasso con un libro en las manos. Pese a esta afirmación, lo cierto es que Picasso, tenía una biblioteca selectiva, destacando una edición de Obras de Góngora, publicada en Lisboa, en 1667. Pese a lo que dice Sbartés, los amigos de Picasso aseguran que estaba muy bien informado de la literatura pasada y presente. Le era posible hablar de Shakespeare o Molière, o citar a Kierkegard, a Barthes, a Sade o a San Juan de la Cruz. Picasso se confesaba conmovido e influenciado por La sonata a Kreutzer, de Tolstoy. También que en una reunión, hizo un elocuente análisis El Retrato de Kahnweiler en relación con Bergson; pero, luego, admitió no haberlo leído jamás y que había formado su opinión analítica escuchando a sus amigos. Probablemente, el interés de Picasso por Góngora nació al conocer a Pierre Reverdy, amigo del pintor Juan Gris. En Francia, Reverdy, desde 1898, había hecho revivir la poesía de Góngora, casi completamente olvidada. Esta resurrección sobrepasó en repercusión a la que se hizo para rehabilitar a El Grecco, otro artista casi inadvertido en París. La labor incansable de Reverdy llegó a su climax en 1927, tercer centenario de la muerte de Góngora.