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La India

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        La zona norte del inmenso territorio que, actualmente, ocupa la India, hacia el año 600 a.C., estaba dividida en más de doce Estados, constituidos en unidades políticas articuladas. En Kapilavastu, uno de los más pequeños, nació Gautama Buddha, fundador de una de las religiones con mayor número de prosélitos en el mundo, cuyo mensaje lleva al individuo a liberarse del sufrimiento, aniquilando el deseo para lograr la conquista del bien supremo, una estado de beatitud llamado Nirvana. Sin embargo, ya en el siglo V a.C., estos estados se habían reducido a cuatro, lógicamente, más fuertes y guerreros, formando el Reino de Magadha, con Pataliputra, su hermosa ciudad capital, situada estratégicamente para dominar todas las rutas comerciales del río Ganges.

        Este fue el primer imperio, el que encontró Alejandro Magno en el año 326. Chadragupta Maurya, un joven indio que se hizo amigo de Alejandro, tomó muy en cuenta las enseñanzas del macedonio y puso en práctica sus métodos cuando Alejandro volvió a sus tierras. Chadragupta conquistó el trono de Magadha y se anexó todas las tierras al este del Indo y hacia el sur, ocupando la mayor parte de las zonas centrales del subcontinente. Su hijo Bindusara y su nieto Asoka ampliaron más y más su territorio. Asoka, conquistó Kalinga, en la bahía de Bengala, y se proclamó emperador.

        La principal actividad del reino era el cultivo de la tierra al que aplicó un sistema muy elaborado para cobrar los impuestos, según se explica en el libro Arthasastra, atribuido a su ministro de comercio. Pero, en el siglo II a.C., muerto ya Asoka, el norte y el noreste fueron invadidos por grupos de bactracios y partos, de las satrapías del pasado esplendor seleucita. También llegaron otros grupos nómadas, los Kushan, que fueron particularmente importantes al extender su poder hasta Benarés. Los emperadores kushan y los feudos griegos adoptaron nombres sánscritos y la religión hindú, reforzando los antiguos lazos comerciales con Egipto y hizo los mismo con el naciente poder de Roma. Plinio, en sus escritos, se quejaba de que este comercio de especias, joyas, muselinas y animales exóticos, hacía que los romanos gastaran 550 millones de sextercios al año, en oro.

        India fue tierra de conquista para varios pueblos, pero alcanzar estas tierras por mar era un verdadero desafío. Los primeros en llegar fueron los portugueses, aunque debieron transcurrir casi cincuenta años antes de que Vasco de Gama, bordeando el Cabo de Buena Esperanza, anclara en Calcuta, en el año 1498. Luego, desembarcaron holandeses y británicos. La reina Isabel, en el año 1600, estableció la Compañía de Comercio con las Indias Orientales y, desde ese momento, comenzó una larga historia hasta que Gran Bretaña logró su completa conquista. Entonces, Disraeli, por aquél tiempo, Primer Ministro, declaró: La India es la joya más preciada de la corona británica. Y proclamó emperatriz a la Reina Victoria. Todo ese período fue una larga sucesión de revueltas, aunque Gandhi y su discípulo Nehru, cabezas visibles de los independentistas, predicaban la No Violencia.

        La India se convirtió en un estado soberano, democrático y republicano en 1947, pero la larga disputa con los musulmanes, en 1956, se procl proclamó la República Islámica de Pakistán. Eso sí, ambas, integradas en la Commonwealth.

        Pero, no todo fue sobre ruedas. El territorio total de Pakistán estaba dividido en dos partes, separadas por 1.700 kilómetros, Pakistán Oriental y Pakistán Occidental; además, por motivos religiosos, debieron emigrar millones de personas. Hubo guerras contra la India por el Estado de Cachemira. Finalmente, el Pakistán Oriental pasó a llamarse Bangla Desh, cuya independencia se logró en el año 1971, por la intervención del ejército indio y la rendición de las fuerzas pakistaníes.