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TIERRA de INVASIONES
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            Pocos territorios han sufrido más invasiones que la Península Ibérica. No es posible asegu- rar quiénes fueron sus primitivos habitantes, solo se puede afirmar que el país estaba habitado desde muy antiguo por los íberos. Se los supone de origen africano y se afirma que penetraron por el sur y se instalaron en el Este y el Sur. Por otra parte, los celtas, de familia aria, venidos de Asia, entraron por los Pirineos. Ambos pueblos se unieron en el centro de España constituyendo los celtíberos.

            Los fenicios, de raza semita, navegantes y comerciantes, vinieron del otro extremo - la actual Palestina -, pero solo ocuparon las costas fundando - Gadir (Cádiz), Malaca (Málaga) e Hispalis (Sevilla). Los fenicios propagaron el alfabeto, tomado de la escritura egipcia, extendieron el uso del púrpura y aplicaron el vidrio en la alfarería.

            Le tocó el turno a los griegos. Se cree que llegaron por el siglo V a.C., cuando aún los fenicios poseían Cádiz y algunas factorías. Los griegos fundaron sus colonias en Rhode (Rozas), Emporion (Ampurias), Dianum (Denia) y, también, ocuparon algunos puntos de las Baleares. Los fenicios, atacados por los naturales, pidieron ayuda a sus hermanos de raza, lo cartagineses, pro- vocando la enemistad de Roma y dando origen a la primera guerra púnica (esta palabra derivada de pheno significa "de los fenicios"). La victoria romana hizo que los cartagineses perdieran Sicilia. En la segunda guerra púnica, Aníbal con sus elefantes sometió a España, atravesó los Pirineos, va- deó el Ródano, cruzó los Alpes y sitió a Roma. Finalmente, en el año 205 a.C, Aníbal, derrotado, volvió a Cartago.

            Ese mismo año, España fue declarada provincia romana, hecho resistido violentamente por las tribus del interior y del norte, destacando en estas luchas tres líderes: Indibil, Mandonio y Viriato. Viriato derrotó a seis pretores y a tres cónsules. Solo fue vencido por la traición de los soldados de su propia guardia, sobornados por los romanos.

            En Roma se había formado un triunvirato con Craso, Pompeyo y César. Craso murió y César vino a España para abatir a los partidarios de Pompeyo. Asesinado César, se formó un segundo triunvirato, integrado por Octavio- sobrino de César-, Marco Antonio y Lépido. Octavio derrotó a los dos y se proclamó emperador; vino a España, pero para someter a la Cantabria rebelde. Era el año 38 que, históricamente, marca la fecha inicial de la Era Hispánica. 

            España dio tres emperadores a Roma: Trajano, un gran militar, Adriano, considerado co- mo un gran administrador y Teodosio, el Grande. Teodosio dividió el territorio imperial entre sus hijos Arcadio y Honorio, hecho que marca la decadencia del Imperio Romano. Esta decadencia permitió que se produjeran las invasiones bárbaras de suevos, vándalos, godos y visigodos. El primer rey visigodo fue Ataulfo; los últimos reyes fueron Witiza y su hijo Achila, éste debió afrontar una guerra civil y fue vencido. Los sublevados eligieron rey a Don Rodrigo, duque de Bética.

            La historia de España, se divide en: 

Pré-historia, Edad Antigua - hasta la invasión árabe en el 711 y los Reinos Visigodos, 

Edad Media - hasta la Casa de Austria: Carlos I los Reyes Católicos, y

Edad Moderna - hasta la Guerra de la Independencia, 1808 -,

y la Edad Contemporánea - hasta nuestros días.