Portada

El MOHO  

Otros textos

El moho es el hongo más pequeño que se conoce.

No hay nada más fácil de criar que el moho: basta dejar un trozo de pan mojado, de queso fresco o restos de fruta en un sitio con humedad y calor. En menos de 12 horas, se forma el moho.

¿Cómo y por qué se forma moho?

Esto se debe a que, constantemente, en el aire están flotando esporas del moho y les basta caer en un sitio húmedo y caliente para crecer. En la época de su madurez las esporas forman unas ramitas cargadas de saquitos de polen, que tienen una cierta similitud con las flores, visibles sólo al microscopio. Son verdaderas palmeras en miniatura.

El menospreciado moho ha ganado un lugar en el mundo de los hombres. El dr. Fleming, bacteriólogo británico, observó un día algo que había sucedido en las placas de vidrio en donde cultivaba unas bacterias: ante la presencia de los hongos que se habían introducido en su laboratorio, las bacterias retrocedían: el moho las ahuyentaba.

La substancia que poseía esta acción bactericida recibió el nombre de penicilina, porque el moho productor era el Penicillium.

Pronto fue patente que no había una sola penicilina, sino toda una serie de ellas; otros hongos - incluso, plantas de mayor tamaño - podían producir substancias parecidas.

En general, estas substancias han recibido el nombre de antibióticos, porque sus efectos están dirigidos contra la vida de otros seres.

Pero, se ha observado que ciertas penicilinas provocan acciones secundarias en el hombre. Estudiado el problema, se ha llegó a la conclusión de que la penicilina inhibe el crecimiento de las bacterias en el intestino, bacterias que son simbiontes y eso hace que debamos comer más de lo que el cuerpo necesita.

El hombre del futuro, si se libra de sus bacterias simbiontes, probablemente, tendrá un intestino más corto, un estómago más pequeño y se aliviará el trabajo del corazón y de los riñones.