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CÓRDOBA y su MEZQUITA

Al conquistar los árabes una gran parte de España a partir del 711, no sólo trajeron a Europa una cultura más desarrollada, sino que introdujeron también la arquitectura islámica, que tanta influencia tuvo en la española, sobre todo en Andalucía. Córdoba, a la sazón, con una población de medio millón de habitantes, unos buenos sistemas de riego, una próspera industria y un magnífico conjunto de edificios públicos (más de 300 mezquitas, numerosos palacios, colegios, universidades, hospitales y baños), era la ciudad más próspera y culta de su tiempo. Como centro de un extenso reino que se extendía hasta los Pirineos, la ciudad mantuvo su esplendor como foco de la cultura islámica en Europa hasta las querellas intestinas (1009-1010), que desembocaron en los reinos de taifas. Poco a poco, la ciudad, debido a problemas internos, inicia su declive en favor de Sevilla. Cuando Femando III el Santo conquista Córdoba en 1236, la ciudad ya estaba arruinada económicamente. El centro del poder islámico se trasladó al reino de Granada, gracias a la dinastía nazarí.
La mezquita de CÓRDOBA es, sin duda, el principal monumento de la arquitectura islámica en Europa. Fue construida sobre una basílica visigoda durante el gobierno del emir Abd al-Rahman I (Abderramán). El inicio de la obras tuvo lugar entre los años 785 y 787, y se realizaron ampliaciones durante los mandatos de Abd al-Rahman II, al-Hakam II y al-Mansur (Almanzor) en siglos posteriores, pero respetando en gran medida el estilo original. Las obras de mayor riqueza decorativa corresponden al siglo X, entre ellas el magnífico mihrab. Tras la reconquista de la ciudad de Córdoba por los cristianos en 1236, se habilitó para el culto cristiano la capilla de Villaviciosa, dentro del espacio de la mezquita, pero sin grandes alteraciones, pero durante el siglo XVI se demolió parte de la mezquita para construir en su interior la catedral.

EL TEMPLO DE ANGKOR


En la CIUDAD DE ANGKOR, en Camboya, se construyó entre los siglos IX y XIII y, tras periódicas ocupaciones como capital de la civilización jemer, fue abandonada finalmente a la selva. El templo de Angkor es un enorme recinto que se extiende 50 kilómetros de este a oeste. Construido sobre un terreno elevado y rodeado por un foso artificial, está simétricamente dispuesto sobre plataformas escalonadas que van ascen-diendo hasta la torre central, que se levanta hasta una altura de 65 metros. En cada nivel se disponen varias torres enlazadas por medio de recintos paralelos de largas galerías rectilíneas columnadas. Se accede al recinto cruzando el foso, a través de una calzada en la que se alinean estatuas de piedra. Las torres simbolizan el mundo del espíritu y la morada de los dioses en las montañas, y fueron construidas probablemente en homenaje a las deidades ancestrales. En la Exposición Universal de París de 1867 se mostraron objetos encontrados en el recinto, junto con reproducciones de los templos, lo que dio a conocer una gran civilización desconocida hasta entonces, que podía rivalizar con los grandes logros de la arquitectura occidental.
Los constructores jemeres del siglo XII levantaron los templos en honor de sus dioses ancestrales. Se rinde a devoción a Visnú, una de las deidades más importantes del hinduismo, con protector del mundo y restaurador del orden moral. Se muestra a través de 10 reencarnaciones, llamadas avatares protegiendo el bien e impidiendo la maldad en la tierra. Las más importante de estas reencarnaciones son Rama, valeroso y noble defensor de la ley, y Krishna, se le relaciona con el amor desinteresado. Visnú lleva en sus manos los símbolos de la creación, del poder, de la pureza universal y del poder de la mente.

El PALACIO DEL PÓTALA

EL TÍBET, en lo alto de la meseta del Himalaya, ha mantenido durante mucho tiempo una característica identidad cultural en torno al Vajrayana o budismo tántrico, practicado desde el siglo VII. El Pótala reúne las tradiciones de su historia dentro de un enorme conjunto, centro político, religioso e histórico del Tíbet. El palacio tiene una longitud de 400 metros y 13 pisos. Alberga en su interior el palacio Blanco (1645-1690), construido por el quinto Dalai Lama para conmemorar el restablecimiento de la capital tibetana, y el palacio Rojo (1690-1694), edificado a su muerte en 1682. El palacio Blanco sustituyó a un monasterio anterior, del siglo VII, y acogía las funciones
de estado, la residencia monástica y las estancias palaciegas. En su centro queda el palacio Rojo, que contiene los relicarios y las tumbas sagradas.
El edificio es un recuerdo amargo de la represión de la cultura tibetana tras la invasión china de 1950 y el posterior exilio del actual Dalai Lama (decimocuarto), en 1959.


DALAI LAMA

El Dalai Lama, autoridad espiritual y temporal del pueblo tibetano, tiene su sede, desde el siglo XVII, en el palacio de Lhasa. Para encontrar al sucesor del Dalai Lama se realiza una exhaustiva y prolongada búsqueda del niño en el que se haya reencarnado el espíritu del lama después de su muerte. El niño es educado por los monjes y llevado a palacio, donde gobierna un regente v un consejo hasta que aquél alcance edad de gobernar.