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Música y músicos

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La música apasionó al sensible público del siglo XVIII, pero consumió materialmente a sus creadores. El italiano Pergolesi murió a los veintiséis años,
dejando una obra increíblemente fecunda. Mozart desapareció a los treinta y cinco años, dejando una obra inmortal. El niño prodigio, nacido en Salzburgo en 1756, dejó estupefactas a todas las Cortes de Europa, en las que su padre lo presentó. Era,musicalmente, un fenómeno inexplicable. A pesar de la gloria que alcanzaron sus óperas, desde las primeras representaciones, no tuvo jamás una situación económica desahogada que le permitiera crear libremente. Murió en 1791, en la miseria. Sus siete óperas, sus cuarenta y una sinfonías, su música de cámara tan variada, sus sonatas y sus fantasías para piano - el piano había sido creado en 1729 - son objeto de admiración general.


Haydn (1732-1809), a la sombra protectora de los príncipes austriacos, a cuyo servicio estaba, había alcanzando fama, pero cimentó su fama en Londres, que lo acogió con entusiasmo en 1791.
Había comenzado una nueva era musical: la sonata, el concierto con solista, el cuarteto de cuerdas y la sinfonía se impusieron a las formas antiguas, como la fuga, el concierto grosso y la suite instrumental. Los salones de los palacios y hasta las salas públicas de concierto suplantaron a las iglesias, para pasar a ser los nuevos templos de la música. Haydn, por su estilo de distinguida elegancia y de alegre amabilidad, representa a la perfección aquel nuevo período.

Desde el final del barroco al principio del romanticismo, Haydn, en una producción que se extiende durante de medio siglo, hizo evolucionar la música. Fue el primero que utilizó magistralmente la forma sonata y que explotó con recursos inagotables todas sus virtualidades dialécticas tanto en el plano temático como en el plano tonal. Contribuyó a fijar la estructura en cuatro movimientos en la sinfonía y el cuarteto (dos movimientos rápidos enmarcando un movimiento lento y un minué), junto con Mozart y Beethoven constituye lo que se vino en llamar la "trinidad clásica vienesa".


Prototipo del creador original, fue uno de los inventores geniales de formas y estructuras de todo tipo de música. Dando la espalda a la estética barroca de la representación, de la que sin embargo conservo algunos rasgos, creó una estética del drama y del devenir. Potencia, ingenio, rapidez de pensamiento, profundidad mezclada a veces con melancolía, además de un gran rigor y un ansia intensa de claridad son las características esenciales de los cuartetos, sinfonías y obras corales de su madurez en las que logró componer en profunda armonía con una época en la que todo se había puesto en movimiento y todo parecía posible.


Al mismo tiempo, Glück revolucionó la ópera, despojándola de lo pomposo y superfluo. Más que en Viena, fue en París donde aplaudieron a "Orfeo", en
1774, y después a "Ifigenia en Táuride", consagrando al autor y a sus teorías.