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Las esencias aromáticas, todavía denomi-nadas aceites
esenciales, son productos aceitosos, volátiles y olorosos,
que se ex-traen de los vegetales generalmente por medio de la destilación.
No se trata, como podría creerse, de cuerpos simples, sino
que son productos complejos que, según los casos, comportan
alcoholes, éteres, aldehidos, cetonas, fenoles, terpenos, en
proporciones determinadas. La presencia de estos diversos constituyentes
permitió explicar las propiedades antisépticas, carminativas,
diuréticas, antiespasmódicas de los aceites esenciales.
Además de esos compuestos, las investigaciones permitieron
descubrir, en la mayoría de las esencias, cuerpos químicos
emparentados con las hormonas vegetales. Diversas experimentaciones
con animales confirmaron esos datos. De tal manera, se ha podido afirmar
que las esencias son para los vegetales, lo que las secreciones endocrinas
son para el animal. Por otra parte, hace ya unos treinta años
que R. M. Gattefossé calificó a las esencias de hormonas
vegetales. Por esta razón la aromaterapia, derivada de la fitoterapia,
se impuso gracias a un cierto número de ventajas.
1) Por su extracción, se comprueba que las esencias son verdaderos
extractos fisiológicos, definidos y fijos. Su composición
permite diferenciarlas y, por lo tanto, reconocerlas y explicar el
modo exacto de acción. Por último, su administración
adquiere toda la deseada precisión que durante tanto tiempo
faltó a la medicina de las plantas. Es sabido que los detractores
de la antigua fitoterapia daban mucha importancia a su carácter
de imprecisión.
2) A consecuencia de la concentración de los principios activos
hallados en los aceites esenciales, esos cuerpos revelan una acción
a menudo superior a la de la planta que, a su vez, es muy superior
a sus compuestos aislados. Por otra parte esta actividad está
reforzada por una capital propiedad de las esencias: su gran difusibilidad,
lo que permite encontrarlas en la sangre o en los órganos (pulmones,
riñones, etc.), pocos minutos después de su absorción.
Esta comprobación se ha efectuado frecuentemente en el animal
y en el hombre.
3) Por último, la aromaterapia es fácil de administrar,
aspecto que sedujo a numerosos contemporáneos, alejados de
la medicina de las plantas debido a las largas y complejas preparaciones
antiguas. Así renovada, actualizada, desembarazada a la luz
de las recientes investigaciones científicas de "sus oscuridades
y leyendas", con más precisión y potencia, con
más facilidad de administración, la aromaterapia seduce
cada vez más tanto a la opinión como al cuerpo médico.
La excepcional actividad de las esencias es tal que a menudo pueden
obtenerse los mismos efectos administrando la esencia ya por vía
interna o ya por vía externa. La esencia del ciprés,
por ejemplo, tiene en-tre sus múltiples propiedades la de ser
antiespasmódica. Unas pocas gotas deposi-tadas sobre la almohada
detiene en segundos una potente tos convulsiva. Las propiedades sedantes
de la esencia de lavanda son aprovechadas frecuentemente en preparaciones
ingeribles. Se conocen las propiedades desinfectantes pulmonares y
bronquiales de ciertas esencias como las de pino, trementina, romero
y orégano.
Su penetración a través de la piel, con la ayuda de
fricciones, obtendrá a menudo los mismos efectos que una poción
que contenga esos diversos elementos.
Los trabajos del profesor Valette, decano de la Facultad de Farmacia
de París, han demostrado la excepcional difusibilidad de las
esencias aromáticas a través de los tegumentos del organismo
animal. Actualmente se utilizan unas cincuenta esencias, particularmente
las que provienen de las siguientes plantas: lavanda, tomillo, romero,
canela, clavo de olor, pino, ciprés, eucalipto, hisopo, salvia,
estragón, menta piperita, enebro, niauli, mejorana, geranio,
jedrea...
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