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El siglo XVIII, ha sido llamado Siglo de las Luces, porque albergó
un movimiento de verdadera revolución intelectual, terreno
abonado por matemáticos y científicos como el italiano
Galileo, el polaco Copérnico, el francés Descartes,
el holandés Huygens y, los británicos Charles Darwin
e Isaac Newton.
El año en que moría Galileo, nació Isaac Newton
en Woolsthorpe, una humilde aldea inglesa, y en el seno de una familia
sumamente modesta, esencialmente campesina, que no contaba con grandes
medios de fortuna. Su padre murió meses antes de que naciera
el futuro sabio. El muchacho crecía y se desarrollaba en un
ambiente rural en el que no se le ofrecían grandes problemas
intelectuales; pese a que su gran curiosidad y su notable inteligencia,
que empezaron a manifestarse en los primeros juguetes que construyó
para él y para sus amigos: pequeños molinos de viento,
papalotes, relojes hidráulicos y otros ingeniosos artefactos.
Pronto dedicó casi todo su tiempo al estudio apasionado de
las matemáticas, devorando en escasos meses todos los libros
que contenían las pequeñas bibliotecas locales.
A los catorce años dejó de asistir a la escuela para
ayudar a su madre, viuda por segunda vez, por lo que regresó
a la explotación de la granja familiar. Abandonar sus estudios
hizo que el joven Newton se sintiera profundamente desgraciado. Sus
labores campesinas, no le dejaban tiempo para sus especulaciones y
lecturas, o para la construcción de sus artefactos, pero un
tío suyo, William Ayscough, que se dio cuenta de cuan penosa
era para el joven aquella situación, y, como era hombre ilustrado,
miembro del Trinity College de Cambridge, aconsejó a la madre
para que el joven Newton volviera a la escuela, esta vez con la intención
de prepararlo para su ingreso en la Universidad de Cambridge, cosa
que tuvo lugar en 1661.
A partir de aquel día, el progreso de Newton fue rapidísimo.
Cuatro años más tarde recibía su diploma de bachiller,
y en el transcurso de aquel tiempo consiguió impresionar muy
profundamente, con sus vastos conocimientos y su extraordinaria rapidez
mental, a sus condiscípulos y maestros. El mismo año
en que recibió su diploma descubrió el famoso teorema
en el que desarrollaba el binomio que todos los estudiantes de álgebra
conocen hoy en día con el nombre de su descubridor: el binomio
de Newton. Y unos meses después descubrió los elementos
del cálculo diferencial o integral, a los que dio el nombre
de "fluxiones". Era una etapa singularmente creadora, porque,
como es bien sabido, los grandes matemáticos -en esto se parecen
a los atletas- dan lo mejor de sus esfuerzos durante los años
juveniles; el matemático que a los treinta años no ha
producido ningún descubrimiento valioso puede considerarse
hombre fracasado.
Newton escribió,- a los 24 años, mayo de 1666-: "Conseguí
adivinar los principios del cálculo integral y el método
para calcular el área de las curvas y el volumen de los sólidos,
y aquel mismo año empecé a pensar en cómo calcular
la gravedad con relación a la órbita de la Luna, y habiendo
comparado la fuerza requerida para mantener a la Luna en su órbita
con la fuerza de la gravedad en la superficie de la Tierra, me pareció
que coincidían bastante exactamente. Todo esto ocurría
en 1665 y 1666, pues en aquellos años me hallaba yo en la plenitud
de mis fuerzas."
En aquel mismo período empezó a trabajar también
en una serie de experimentos acerca de la luz y los colores: el resultado
de sus investigaciones fue presentado en un estudio que entregó
a la Royal Society de Londres años más tarde, en 1672
,el año en que fue elegido miembro de aquella sociedad de sabios.
Sus estudios sobre problemas de óptica resultaron también
de inmensa importancia científica. Fue Newton el primero en
demostrar, con ayuda de un prisma, que la luz del sol, que en apariencia
es blanca, se compone en realidad de una serie de colores tales como
los que forman el arco iris. Los rayos de estos colores dan al mezclarse
la impresión de blancura; pero cada haz de color resulta claramente
separado de los demás al pasar por un prisma por la razón
de que su índice de refracción -es decir, el espacio
en que se desvía de la línea recta al pasar por un cuerpo
de densidad superior al aire, tal como un prisma de cristal- es ligeramente
diferente de los demás. Así se explica, entre otros,
el fenómeno del arco iris, en que las gotas de agua difusas
en la atmósfera lluviosa obran a manera de pequeños
prismas y provocan la refracción de cada color y el fenómeno
de las bandas de color en el cielo después de la lluvia.
Estas demostraciones de Newton no habían sido motivadas por
un interés puramente teórico por los fenómenos
de la luz y la óptica, sino que eran el resultado parcial de
sus esfuerzos encaminados a construir un telescopio más eficaz
que los de su tiempo. Newton se interesaba por todo; por la luz, por
los problemas de propagación de las olas o la aplicación
del infinito a las matemáticas, a la astronomía e, incluso,
a la teología.
Pero, como es bien sabido, la parte de su obra que mayor fama le ha
dado es su descubrimiento de la ley universal de gravitación.
Acerca de este descubrimiento, Voltaire ayudó a divulgar una
pequeña leyenda: Newton, dormía bajo un manzano y fue
despertado, bruscamente, por la caída de una manzana. Este
hecho lo condujo a una prolongada reflexión que lo llevó
a resolver, científicamente, el problema de la gravitación
universal. Curiosamente, ése árbol murió en 1820
y sus astillas se convirtieron en reliquias, y algunas pueden verse
en la Royal Society, en una colección dedicada a Newton.
Las epidemias de peste, varias veces interrumpieron sus enseñanzas
en la Universidad y el Trinity College y solo en 1686 empezó
a redactar en latín su obra fundamental Philosophia Natarals
Principia Mathematica, obra que escribió en pocos meses. En
1695, tras una breve incursión en política, el canciller
Montaigne, lo nombró como encargado de la Casa de Acuñación
de Moneda, de la que fue Director General, lo que significó
un situación económica estable y, como alto funcionario
le permitió realizar numerosas actividades sociales. En 1703
fue nombrado presidente de la Royal Society; dos años después,
la reina Ana le concedió el título de caballero, es
decir, desde entonces, debió citársele como sir Isaac
Newton.
La complejidad de los problemas que se planteaba Newton era tal que
sufrió crisis de nervios, y hay que dejar constancia que, muchas
veces, pospusiera la publicación de sus resultados. Por ejemplo,
el principio de gravitación lo descubrió en 1666; sin
embargo, tardó unos veinte años en publicar su Principia
Mathematica. Podemos imaginar cuán desesperadamente complejo
era el problema que se había planteado. No había ningún
instrumento matemático capaz de enfrentarse con aquel problema,
y para hallar la solución, tuvo que inventar un nuevo instrumento
matemático, el cálculo integral. Gracias a él
pudo satisfacer su conciencia científica y dar a conocer la
ley de gravitación en el tercer volumen de su gran libro. Principia.
Newton vivió hasta edad muy avanzada. El mal de piedra y la
pulmonía le hicieron sufrir durante los últimos años.
Murió en 1727 y fue enterrado en compañía de
los más ilustres ingleses, en la abadía de Westminster.
En su epitafio puede leerse : "Honró al género
humano."
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