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Orión

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ORION, que era un hermoso mancebo y cazador infatigable, sobresale entre todos los héroes de su tiempo por su estatura y por su fuerza. Un poeta escribe a este propósito:"cuando Orion caminaba al través de los mares más profundos, sus hombros sobresalían por encima de las aguas". Diana le eligió para que formara parte de su séquito y le confirió los primeros empleos de su corte, prodigándole patentes muestras de su protección bienhechora; suerte afortunada que parecía que no había de acabarse jamás. Su vanidad, empero, fue la causa de su ruina.
Un día después de llevar a cabo una brillante cacería y mientras era objeto de halagadores elogios, se jactó de que no había monstruo alguno ni en las selvas ni en los montes ni en el desierto, del cual no pudiese él triunfar, envaneciéndose de que ni los tigres, ni las panteras ni aun los leones eran capaces de producirle espanto alguno. La Tierra, que se creyó desafiada por tanta jactancia, mandó contra este gigante un simple escorpión cuya mordedura le causó la muerte. Desconsolada Diana por la muerte de uno de sus más intrépidos cazadores, obtuvo de Júpiter que fuese transportado al cielo y colocado entre los astros, donde forma una de las más brillantes constelaciones del firmamento que ha sido llamada constelación Orion.