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EL OXIGENO y la COMBUSTION

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La combustión es un fenómeno químico que se produce cuando arden ciertas sustancias combustibles- madera, carbón, aceite o alcohol -, que produce calor y gases, éstos, transformados en llamas consumen la materia hasta que no queda si no un montoncito de ceniza.; aunque no siempre sucede así. Si pesamos y colocamos limaduras de hierro muy finas sobre una tela metálica, las limaduras llegan al rojo, arden y se transforman en una masa dura, negra- que ya no es hierro - y tiene un peso mayor. El hombre investigó muchos años para dejar de creer que el fuego era una manifestación de los espíritus, y aclarar la verdadera raíz de este fenómeno.


Durante el siglo XVI, sí se sabía el efecto del calor sobre los metales y, en 1670, se conocía la verdadera explicación del fenómeno: la oxidación. Pero el químico alemán Becher divulgó la teoría del flogisto, ampliada y defendida por Stahl, afirmando que la materia de muchos cuerpos estaba unida a un principio gaseoso llamado "flogisto"(del griego = llama), que se escapaba de los cuerpos al arder o al ser calcinados. Que la madera, el carbón, el aceite o el azufre ardían rápido, porque eran muy ricos en flogisto, y si al calentar un metal se convierte en cal - que así llamaban a los óxidos -, ello se debía a que el flogisto se había escapado, a pesar de que el peso de los restos era mayor, dejando sin explicar el fenómeno de la supuesta pérdida experimentada por la sustancia.


Los químicos ingleses Boyle, Mayow y Hooke, junto al francés Ray, opinaron en contra de la teoría del flogisto, pero no advirtieron ciertos detalles, que solo fueron aclarados por los trabajos de Lavoissier. Este famoso químico francés repitió un experimento de Boyle - calentar plomo en un recipiente cerrado - y comprobar que el producto calcinado pesaba más que el plomo utilizado. Boyle, atribuyó el aumento de peso a partículas ígneas que, atravesando la vasija, se fijaban en el metal.

Lavoissier, al terminar su experimento, pesó el recipiente y comprobó que el peso no se había modificado; entonces, rompió la punta de vidrio del recipiente y percibió el silbido provocado por la entrada de aire y al pesar por segunda vez el recipientes, esta vez, comprobó que se había producido un aumento de peso, pero también comprobó que el peso del aire admitido era igual al aumento de peso experimentado por el plomo. Dedujo, de este modo, que el aire era el elemento que se combinaba con los metales durante el proceso de calcinación. Era la solución de un problema, casi tan viejo como el hombre.