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Siglo
XVIII
La pintura tiene una deslumbrante
presencia en el siglo XVIII.
En Francia con Antoine Watteau (1648+1721), Nicolás Lancret,
Francoise Boucher, Maurice Quentin de la Tour, Jean Baptiste Chardin,
Jean Honoré Fragonard.
En Venecia con el Canaletto, Francesco Guardia, Pietro Longhi, Giam-battista
Tiépolo. Y, en España, casi un siglo y medio después
de Velázquez, nace otro artista excepcional don Francisco de
Goya y Lucientes (1746+1828).
Goya que explosiona con una pujanza intrínseca y absoluta,
con una inmensa obra llena de golpes psicológicos y de sentido
político. Mención aparte merecen sus famosas Maja vestida
y Maja desnuda, pintadas al cumplir Goya el medio siglo.
También hay que
destacar el aporte de los ingleses Hogarth (1697+1746),Josua Reynolds,
Thomas Gainsborough, Henry Raeburn (1756+1823), nos llevan hasta el
siglo XIX con William Blake y los paisajistas John Crome (1768+1821),
John Constable y Richard Farkens.
SIGLO XIX
En Francia, el llamado
neoclasicismo, está representado por Louis David, que pintó
a Napoleón en el Monte Saint-Bernard; Jean-Baptista Regnault
con sus Tres Gracias; François Pascal con Madame Recamier,
y Prud'hon con Rapto de Psique.
En Alemania, el romanticismo, que bebió en las fuentes de Roma,
tiene dos grandes representantes: Tischbein (1751+1829), que pintó
al poeta Goethe, y Gaspar David Friederich, que debió esperar
el paso del tiempo para alcanzar el prestigio que le correspondía.
En el siglo XIX, figura Gericault que se inició inspirándose
en la epopeya napoleónica y que murió a los 33 años.
Es famoso su cuadro El loco asesino. Citar a Jean Dominique Ingrés
(1780+1867) es llegar a las ilustraciones de absoluta dominancia femenina
con retratos de Mlle. Rivière y Mme. Zèlie o El Baño
Turco.
Entonces, aparecen figuras como Eugène Delacroix (1798+1863)-
Rapto de Rebeca, Matanzas de Scio, La Libertad conduce al pueblo,
La mujer del papagayo o La novia de Abydos; Théodore Chasseriau
con Ester arreglándose para Asuero y Las dos Hermanas; Francoise
Millet con Las Espigadoras, Los leñadores o La Primavera.
En el siglo XIX tiene Francia a Jean-Baptiste Corot (1796+1875), que
realiza pinturas como La odalisca romana y El Puente de Nantes, La
mujer de la perla o La iglesia de Marisel.
Es curioso consignar que Corot vendió su primer cuadro cuando
ya tenía 51 años de edad. Y también es notable
saber que existió un artista, que murió a los 71 años
en una casita de Valmondois, que ocupaba gracias a la generosidad
de Corot.
Era Honoré Daumier (1808+1879), que participó con más
de 4.000 planchas entregadas a La Caricatura y al Charivari. Tiene
obras en el Louvre y también en la National Gallery, en el
Metropolitan de Nueva York; en Munich, se exhibe el Quijote que produjo
en 1868.
Gustave Courbet (1819+1877), se llamaba a sí mismo el Maestro
pintor, pero se decía sin ideal ni religión. Murió
exiliado y su prestigio se vio menguado por cientos de falsificaciones
de sus obras.
Desde 1832 hasta 1883, vivió Manet y con él viene el
impresionismo, dejando atrás el realismo: Almuerzo en el campo,
Olimpia, Un bar en Follies-Bergere, bastan para situarlo.
También se inscriben
en el movimiento impresionista Boudin, Jongkind, Bazille, Morisot,
Casait y, especialmente, Claude Monet (1840+1926) con La Catedral
de Rouen, El Parlamento de Londres, Velero en Argenteuil y Las Ninfas.
Y está en el movimiento impresionista Camille Pisarro (1830+1903),
con Entrada al pueblo de Voisins, La isla de Laccroix o Los Tejados
rojos, además de Pierre Auguste Renoir (1841+1919), citando
Bañista secándose, Desnudo echado, Gabriela con una
rosa o Muchacha peinándose y su muy famosísimo Moulin
de la Galette.
Además, hay que citar a Sisley, nacido en París, pero
de padres británicos, que nunca logró obtener la nacionalidad
francesa y se pasó la vida luchando contra la pobreza. Degas
(1834+1917), aunque calificado en el grupo impresionista, trae un
mensaje innovador y la figura humana es captada por él, en
sus movimientos sorpresivos, como sus célebres bailarinas.
Citemos ahora a Paul Cézanne (1839+1906), con Los jugadores
de cartas, El Vaso azul, Retrato de Mme. Cézanne o El joven
de chaleco rojo. Paul Cézanne, decía: Cuando el color
alcanza su grandeza, la forma logra su plenitud.
En los momentos en que, Monet y Renoir, ya no participan del impresionismo,
aparece Georges Surat (1859+1891) que trae el neoimpresionismo o puntillismo,
ejemplificado en La paseante del mono.
Y mientras un grupo trata
de aprovechar lo que ofrece el progreso técnico, aparece una
figura que rompe los moldes, pues, se abraza al primitivismo:
Es Paul Gaugin (1848+1903). Recorre Bretaña, primero, y luego
viaja por Panamá, La Martinica y Tahíti, en su fuga
de la vida burguesa y de la civilización que la enmarca. En
Bretaña pinta Visión después del sermón
y en la isla sus famosos cuadros de las tahitianas.
Otro más, es el trágico Van Gogh (1853+1890), cuyo cuadro
Giraso-les, en 1992, alcanzó el mayor precio nunca pagado en
el mercado del arte - 4.500 millones de pesetas -, pese a que el autor
lo vendió por 200 francos. Sus auto-rretratos lo dicen todo,
amén de su Campo de trigo de los cuervos o la Iglesia de Auvers.
Su vida fue una desgracia continua y, sin embargo, el atormentado
ha dejado una de las más desgarradoras historias de la pintura.
Henri Toulouse-Lautrec (1864+1901), enano por accidente, se sumerge
a pintar en Montmartre para huir de su deformidad y elige como sus
modelos a las mujeres de los prostíbulos.
El hilo de la historia de la pintura, en una sola década, llega
al fauvismo y al cubismo en Francia, al expresionismo en Alemania;
el futurismo y la pintura metafísica se desarrolla en Italia,
mientras que la abstracta no se circunscribe a un solo país.
Henri Matisse (1869+1954), sigue a Redon, Vuillard, Denis y Bonnard.
Para una rápida definición del fauvismo puede afirmarse
que la vivacidad y crudeza preconizó el triunfo del color.
Acompañaban a Matisse en este movimiento Dufy, Vlaminck, Derain,
Friesz, Manguin, y Valtat.
Georges Braque (1882+1963), según sus comentarista, todo lo
re-
duce a cubos sean lugares, casas o figuras; de ahí el término
de Cubismo, aunque la definición misma ya no es aceptada, representó
una auténtica revolución que rompió toda atadura
con el pasado, pero sin proponer una nuevo realismo. Destacan sus
obras: Vaso y pipa, El velador, El dúo, Flores y paleta, El
tocador.
Su compañero en el movimiento cubista es el nombre más
ilustre de la pintura del siglo XX, el español Pablo Ruiz Picasso
(1881+1973),a quien acom-paña otro español, también,
avecindado en Francia, Juan Gris (1887+1927).
Picasso ha dejado obras importantes desde su juventud: La mujer del
abanico, Las señoritas de Avignon, Los tres Músicos,
Mujer llorando, Gallo y cuchillo, Las Meninas según Velázquez
y El Guernica.
A estos nombres hay que agregar los de Leger, Robert Delaunay y Jacques
Villon.En el futurismo italiano hay que citar a Umberto Boccioni (1882+1916),
Gino Severini y Giacomo Balla. En la pintura metafísica está
el nombre de Giorgio de Chirico, a quien le siguen Carrá y
Morandi.
Luego de la primera Guerra Mundial, aparece el expresionismo flamenco
y la escuela de París y en ella destacan Chaim Sutin, Alberto
Modigliani y Marc Chagall. La historia continúa con la pintura
ingenua que representan Maurice Utrillo (1883+1955), Henri Rousseau,
Louis Vivan, Bauchant y Bombois.
El movimiento dadaísta tiene como sus principales pintores:
Marcel Duchamp, (1887+1968), Desnudo descendiendo una escalera, Paso
de la virginidad al noviazgo, La Novia; Jean Arp (1887+1966), pintor,
escultor y poeta, decía: el arte es una fruta que crece en
la mano del hombre, como la fruta crece en el árbol, Torso
humano, Torse frutal; Francis Picabia (1879+1953), fundador y miembro
del Grupo de Oro, pintaba al estilo cubista Agárralo como puedas,
Parada amorosa, Prostitución universal, La hija sin madre.
Al surrealismo se anotan Max Ernst (1891+1976), mezclaba a sus pinturas
elementos mecánicos, mujeres desnudas y un perturbador erotismo;
Salvador Dalí(1904+ 1989), miembro del movimiento surrealista
del que fue expulsado a mediados de los años 30 por sus veleidades
y sospechoso de ser partidario de Hitler fue, además,, escultor,
poeta, novelista, diseñador de joyas. Sus ideas están
contenidas en el panfleto La conquista del irracionalismo; Joan Miró
(1893+1983 ), pintor y escultor, fue alumno de Urgelli, practicó
el cubismo y el postimpresinismo. Por último, debemos mencionar
la pintura abstracta con Vassily Kandinsky (1866+1944), nació
en Moscú, se nacionalizó alemán en 1928, pero
tomó la ciudadanía francesa en 1939; tenía casi
30 años cuando abandonó sus estudios académicos
de Derecho, para estudiar pintura, en Munich. Era un artista de sólida
formación intelectual y sus ideas las expuso en el libro Concerniente
al espiritualismo en Arte y, finalmente, Kazimir Malevich (1878+1935)
pionero de la pintura no figurativa. Muy influenciado por el cubismo,
desarrolló una abstracción semigeométrica, que
llamó suprematismo, con sus pinturas Blanco y blanco y sus
incursiones en la decoración de calles. Entró al grupo
Unovis, y desplazó como director de la escuela a Chagall; Malevitch,
está muy relacionado con el constructivismo, movimiento fundamental
en la pintura de mediados de siglo.
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