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Camille Pissarro, nació en 1830, en Santo Tomás (Indias
Orientales), murió en París en 1903. Pintor impresionista
vivió gran parte de su vida en medio de asedios económicos,
pero mantuvo su fe en los objetivos del Impresionismo. Era el hijo
de un próspero comerciante judío, Abraham Gabriel Pissarro,
y de Rachel Manzano-Pomié. A 12 él años marchó
a París para realizar sus estudios y en el ambiente que lo
envolvió la ciudad, mostró su temprano interés
por el arte; no obstante, de regreso a las Indias Orientales, trabajó
cinco años en la tienda de su padre, y ahí, en sus momentos
de holganza, influido por el exótico paisaje de la isla y de
sus habitantes, se dedicó a hacer bocetos de todo lo que veía.
Pero, su padre le negó el permiso para estudiar arte, por lo
que Camille se escapó a Caracas, en 1853. Allí trabó
amistad con el pintor dinamarqués Fritz Melbye y permaneció
dos años en Venezuela. Dada la firme actitud mostrada por el
muchacho, en 1855, el padre accedió a sus deseos y marchó
a Francia. De esta primera época son las figuras de personas
y paisajes de los trópicos que traía en sus bocetos
y, entonces, se aventuró en el campo francés, que pintó
amplia y cuidadosamente, demostrando ser un fino observador de la
naturaleza, condición que siguió siendo muy característica
de su arte a lo largo de su vida.
Las enseñanzas académicas, sin inspiración, de
la Escuela de Bellas Artes, en la que se había apuntado, impulsó
a Pissarro a buscar otras enseñanzas y las encontró
en el su tocayo Camille Corot, que le permitió presentarse
como su pupilo en una exposición de Salón de Exhibiciones,
en 1864. Por ese tiempo, también, se sintió muy atraído
por las pinturas de la naturaleza del pintor Jean-Francois Mollet,
que trabajaba con Gustave Courbet, el principal defensor del realismo.
Durante el decenio de los 60, Pissarro participó en las discusiones
del famoso Café Guerbois, en los que artistas y escritores
intercambiaban ideas; además, trabajó con los jóvenes
pintores Auguste Renoir y Claude Monet. Pero, escapando de la Guerra
Franco-alemana, en 1870, Pizarro y Monet marcharon a Inglaterra y
en los museos de Londres vieron pinturas del paisaje británico
Además, en Londres, Pizarro se casó con Julie Vellay,
anteriormente la sirvienta de su madre, y que ya lo había dado
dos de sus siete hijos. Cuando Pizarro volvió a Francia, encontró
que su casa de Louveciennes había sido saqueada y habían
sido destruidas una gran parte de sus pinturas. Por otra parte, dado
el alto costo que significaba vivir en París, alquiló
una casa en Pontoise, por los paisajes, porque esos ambientes formaron
el tema de su arte durante unos 30 años, y siempre eran cuidadosamente
elegidos. "Yo quiero que una mancha tenga belleza"! En Pontoise,
vivió con Paúl Cézanne, en 1872, dado que los
dos eran pintores-puertas- afueras -, incluso, en medio del invierno.
Los motivos de las pinturas de Pissarro reflejan casas, faetones,
árboles, montones de heno, campos, campesinos trabajando, y
escenas del río. Nunca son escenas dramáticas; sin embargo,
las formas no se disuelven, permanecen firmes y los colores son fuertes;
las pinceladas frecuentemente reflejan los cambios de luz, como en
"Huerto con Frutas Floreciendo" Aunque sus pinturas fueron
vendidas por el distribuidor Paúl Durand-Ruel, que representó
a varios de los Impresionistas, Pizarro seguía pasando penalidades
económicas, lo se refleja en una correspondencia de más
de veinte años que mantuvo con Lucien, su hijo mayor.
Preocupado por problemas de estilo y técnica, se incorporó
a las teorías de los Neo-Impresionistas, de Georges Seurat,
a quien fue presentado, en 1885, el pintor Paúl Signac. La
técnica de Seurat, consistía en lograr las formas mediante
un uso meticuloso de pequeñas gotas de color que se yuxtaponían,
era el puntillismo. Pizarro pintó así unos cinco años,
pero su arte fue impopular y criticado por su propios amigos pintores.
Finalmente, Pissarro abandonó el puntillismo, no solo debido
a la oposición que encontró, sino porque "era imposible
ser fiel a mis sensaciones y por consiguiente para dar vida y movimiento;
además, era imposible para ser fiel a los efectos".
Aproximadamente por este mismo tiempo, también tuvo un alejamiento
con Paúl Gaugin, que había trabajado anteriormente a
su lado, pero ahora había estado envuelto con el nuevo movimiento
de Simbolista.
En 1892, sostenida por Durand Ruel, se hizo una gran exposición
retrospectiva de sus obras, que alcanzó un gran éxito
y, como resultado, tuvo por fin la mayor etapa de estabilidad financiera.
Pero, en ese tiempo, casi no podía trabajar, porque sufrió
el agravamiento de su crónica infección del ojo; no
obstante, del 93 al 97, pintó cuadros de las calles de la ciudad,
de noche, con sol, lluvia o niebla. También hizo una serie
de escenas del río, en Rouen, siempre con jugando con los tonos
de luz.
Pissarro fue el único pintor Impresionista que participó
en las exposiciones de los ocho pintores que formaron el grupo. Su
bondad, su calidez, su sabiduría, y las palabras alentadoras
y paternales no las escatimó para pintores más jóvenes
-Monet, Renoir, Cézanne, y Gauguin.
A pesar de que las penurias financieras lo persiguieron hasta cumplir
los 60, de los 73 años que vivió, Pizarro nunca perdió
fe en el nuevo arte.
Decía:
"¡Uno debe empeñarse en lograr el éxito hasta
el mismo final, porque si no es así, no hay esperanza!"
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