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RACISMO

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En octubre de 1990 en el Parlamento Europeo, hacía ya algunos meses que se estaba preparando un informe sobre la xenofobia y el racismo en Europa, encargado fundamentalmente al euro diputado laborista británico James Glyn. La comisión del Parlamento Europeo que se ocupa de la lucha contra la xenofobia y el racismo redactó este informe tras muchas consultas y estudios. Lo grave del caso fue que el Parlamento se lavó las manos en su condena del racismo y la xenofobia, ya que no quiso aprobar el susodicho informe, contentándose con una vaga recomendación de que los estados miembros realizaran una labor de sensibilización en contra de las actitudes xenófobas y racistas.


En definitiva, no se llegó a aprobar por mayoría una proclamación firme y contundente, cosa que sí se había hecho en 1986. El Parlamento Europeo, ante presiones internas s, se limitó a proclamar una condena genérica del racismo pero sin querer tomar una actitud militante contra él. En esta institución existen únicamente 22 eurodiputados de extrema derecha, procedentes de Alemania, Francia y Austria. Pero, a pesar de su escaso número, lograron convencer a más de un centenar de liberales, grupo presidido por Valery Giscard D'Estaing, a cambio de ofrecerle sus votos de apoyo para la presidencia del Parlamento. De este modo, la moción contra el racismo no llegó a ser aprobada.


¿Qué es lo que está pasando en Europa? ¿Por qué este auge del racismo y de la xenofobia? Para intentar ofrecer una respuesta, tenemos que analizar algunos datos.En Alemania, Francia y el Reino Unido se concentran el 90% de los inmigrantes o hijos de inmigrantes del Tercer Mundo que residen en la C.E.E. Alemania tiene un millón y medio de turcos, que representan por 10 tanto una comunidad muy visible. Francia tiene un millón de magrebíes. Gran Bretaña tiene otro tanto de negros de sus antiguas colonias en África y el Caribe. En cuanto a España, hemos de decir que hasta hace pocos años ha sido un país uniforme, casi homogéneo, donde los grupos de negros o de árabes eran prácticamente inexistentes. En todo caso, el colectivo más visible y numeroso es el de los gitanos, españoles como los demás, que alcanzan algo más del medio millón..


Los grupos procedentes del Tercer Mundo y asentados en los países de la Comunidad Europea se convierten, muy a menudo, en chivos expiatorios de los problemas internos que sufren los países europeos, tales como la falta de trabajo, la droga o el orden público. La raíz del problema está en que las colectividades sociales siempre buscan grupos en los que proyectar el papel de antagonistas y culpables. Este mismo fenómeno se da ahora también en España, donde al irse haciendo una comunidad más heterogénea determinados grupos humanos adquieren una clara visibilidad, nos hemos dado cuenta de que tal vez estábamos equivocados y no nos conocíamos suficientemente.


Un rasgo común en el comportamiento social de los españoles va a ser una proclamación teórica expresada como "todos los hombres somos iguales. En el fondo, esta proclamación genérica de igualdad choca frontalmente con o hijos de inmigrante s del Tercer Mundo que residen en la C.E.E. Alemania tiene un millón y medio de turcos, que representan por tanto una comunidad muy visible. Francia tiene un millón de magrebies. Gran Bretaña tiene otro tanto de negros de sus antiguas colonias en África y el Caribe. En cuanto a España, hemos de decir que hasta hace pocos años ha sido un país uniforme, casi homogéneo, donde los grupos de negros o de árabes eran prácticamente inexistentes. En todo caso, el colectivo más visible y numeroso es el de los gitanos, españoles como los demás, que alcanzan algo más del medio millón.


Los grupos procedentes del Tercer Mundo y asentados en los países de la Comunidad Europea se convierten, muy a menudo, en chivos expiatorios de los problemas internos que sufren los países europeos, tales como la falta de trabajo, la droga o el orden público. La raíz del problema está en que las colectividades sociales siempre buscan grupos en los que proyectar el papel de antagonistas y culpables. Este mismo fenómeno se da ahora también en España, donde al irse haciendo una comunidad más heterogénea en la que determinados grupos humanos adquieren una clara visibilidad, nos hemos dado cuenta de que tal vez estábamos equivocados y no nos conocíamos suficientemente. Un rasgo común en el comportamiento social de los españoles va a ser una proclamación teórica expresada así: "no somos racistas, todos los hombres somos iguales", pero otra cuestión va a ser el llevar este principio a la práctica. En el fondo, esta proclamación genérica de igualdad choca frontalmente con un peligrosísimo nacionalismo que está surgiendo con fuerza y que proclama que "Europa es para los europeos".