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Los pensadores y la Revolución francesa

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La Revolución Francesa anunció la época histórica específicamente moderna.


Este movimiento que se inspiró en las concepciones de los filósofos del siglo XVIII - Rosseau, Voltaire, Montesquieu y Diderot-, rebalsó estas ideas, desatando la exploración de ideas políticas hasta entonces desconocidas. Las luchas titánicas de los 25 años posteriores a 1789, modificaron para siempre toda la civilización, social, política e intelectual. El análisis del papel de las ideas de Rosseau y Voltaire en la Revolución atestigua, fehacientemente, tanto la naturaleza amplia como su ritmo cambiante, en las citas de los gigantes de la Ilustración.


Los héroes del pensamiento son Kant, Lichte y Hegel, Burke, Chateaubriand, Sain-Simon y Fourier, los poetas románticos, los renovadores de la filosofía política y los creadores de nuevas doctrinas sociales. Aunque persisten dudas y tensiones, el periodo victoriano, se caracteriza por una estabilidad relativa y por el inicio de grandes esfuerzos de síntesis - Marx, Darwin y Mill. El realismo abate al romanticismo en la literatura y las artes, y la ciencia -esencia del realismo -, pasa a ser el dios moderno. También hay que recordar que la sociedad sufre el fracaso revolucionario del 1848 hasta llegar al colapso de 1914 y aunque un estilo sombrío transita por Europa postdarwiniana y postmarxista,se produce un caudal de pensadores sorprendentemente penetrantes que exploraron esferas hasta entonces desconocidas, zonas de gran asimetría.

El irracional inconsciente o el prerracional interesaron a los que dominan en aquella época Nietzsche, Freud, Bergson, Sorel o Max Weber. Y al mismo tiempo que se producen ingentes movimientos de poblaciones del campo a la ciudad, aparecen los grandes adelantos tecnológicos, casi aterradores. Por ese entonces se produce el hecho de que los intelectuales y los artistas, van quedando cada vez más distantes o apartados de la sociedad, sin embargo, fueron más creativos que nunca, dando nacimiento al modernismo, movimiento que se caracteriza por la ruptura de las esferas públicas y privadas.


De los períodos decisivos del mundo moderno, solo 1914 puede rivalizar con 1789; nada fue igual después de la I Guerra Mundial, a cuyo estallido contribuyeron firmemente los intelectuales, y la decadencia provocada - con la aparición de Mussolinio, Hitler y Stalin -; pero, también con las de Toynbee y Sartre o las de Le Corbusier y Picasso, de Lawrence y Joyce.


Por entonces, se producen los procesos de crecimiento demográfico, de urbanización y de una estratificación social. Según lo afirmado por el A.F. Weber, hacia finales del siglo XIX, la concentración de la población en las ciudades ha sido el fenómeno más notable del siglo. Las grandes masas urbanas habían sido desarraigadas de sus culturas populares tradicionales para convertirse en consumidoras de ideas y valores proporcionado por intelectuales urbanos. La ciudad era un lugar de estímulos y era el lugar en que se expandió como nunca una clase nueva: los intelectuales. Eran hombres especialistas en ideas, vendedores de mercancías ideológicas. Como apunte aparte, desde 1898, se popularizó en Francia el vocablo intellectuel. Eran los tiempos de Dreyfus, pero Heyck afirma que la idea de vida intelectual surgió en Inglaterra en los años setenta del XIX y que el sustantivo intelectual, ya está en la edición de 1888 del Diccionario de Oxford.