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Sadismo

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Donato Alfonso Francisco, marqués de Sade, (París 1740+1814), el primer escritormaldito de la época moderna, porque sadismo es el sustantivo creado por sus obras y su vida. Su posición social lo emparentaba con la real casa de Condé, desde una de sus antecesoras - Laure de Noves - que el poeta italiano del siglo XIV inmortalizó en sus versos, y cuando nació Sade, en la mansión Condé, su padre era diplomático en la corte del Elector de Colonia;
su madre, Melena Elénore Maulé de Carman, era dama de compañía de la Princesa de Condé.


Él heredó propiedades en Francia del señorío de Saumane, La Coste, y el señorío de Mazan, dominios en las provincias de Bugey, Valromey, y Gex.
Terminada sus primeras letras con su tío Abbé de Sade de Ebrueil, hizo sus estudios en el Lycée Louis-le-Grand en París. Su respaldo aristocrático lo acreditó en varios escalones en los regimientos del rey; en el 1754 empezó su carrera militar, que abandonó en 1763 al final de la Guerra de los Siete Años. Ese mismo año se casó con la hija de una familia burguesa de alto rango en la magistratura de Montreuil; su suegro era el Presidente del Parlamento de París, un cuerpo del legislativo, dependiente del monarca. Apenas había transcurrido el primer mes de su matrimonio, cuando inició un asunto amoroso con la actriz, La Beauvoisin, que ya había tenido varios protectores. Sade invitaba a las prostitutas a su "nidito de amor"que poseía en Arcueil y las sometía diversos abusos sexuales. Por estas acciones fue enviado a prisión en la fortaleza de Vincennes, por orden del rey.


Liberado, después de varias semanas de prisión, reasumió su vida de libertino, pero había contraído grandes deudas. Fue en 1768 cuando estalló el primer escándalo público: el asunto de Rose Séller, que era una joven prostituta que Sade había conocido en domingo de Pascua; la llevó a su
casita de Arcueil, y abusó de ella sexualmente, a su modo. La muchacha pudo escapar y contó al vecindario los brutales actos antinaturales a que la había sometido y les mostró las heridas que le había causado. Sade fue sentenciado y enviado a la prisión de Pierre-Encise, cerca de Lyon.


Luego de cumplir su condena, se retiró a vivir en su castillo de La Coste. En junio de 1772, viajó a Marsella para tratar de conseguir algún dinero del que tenían gran necesidad. Allí, comprometió a Latour, su sirviente, para encontrarle algunas prostitutas en las que el marqués pudiera
saciar sus excesos sexuales y, al mismo tiempo, practicó sodomía con Latour. Las mujeres jóvenes ayudaron deliberadamente al marqués regalándole una cajita de dulces, que contenían afrodisíacos. Cuando poco después, tanto Sade como Latour, se sintieron enfermos, con dolores de estómago, temieron que habían sido envenenados, huyeron al estado de Sardinia, donde fueron arrestados. El Parlamento de Aix los sentenció a muerte por defecto, simuladamente. Después de escapar de la fortaleza de Miolans, Sade se refugió en su castillo de La Coste, momento en que se reunió con su esposa. Ella compartió su compañía, pero desistió de ser cómplice por las súplicas de sus padres, del vecindario y de las muchachas que había sufrido experiencias con Sade, quejas que fueron presentadas al fiscal. Sade huyó a Italia acompañado por su cuñada, que se había unido al marqués. Volvió a la Coste en 1776. Pero, un escándalo seguía a otro y esta atmósfera, una vez más, se volvió en su contra. Esta vez fue arrestado y enviado al calabozo de Vincennes el 13 de Febrero de 1777, donde las condiciones de vida eran pésimas. Sade intentó incitar a los prisioneros para sublevarse.


Las visitas de su esposa, que fueron eventualmente permitidas, se esfumaron cuando sufrió un repentino ataque de celos. La marquesa se retiró a un convento. Sade resolvió su rabia y fastidio por estar en prisión, escribiendo. Todos los temas eran sobre asuntos sexuales: gráficos, novelas, obras de teatro. En julio de 1782 de julio terminó su Diálogo entre un sacerdote y un moribundo, obra en que se declara ateo. Sus cartas a su abogado así como las que escribió a su esposa, son una combinación de incisivo e implacable espíritu rebelde. En 12 de Febrero de 1784, fue trasladado a la Bastille en París. Ahí, en un rollo de papel unos 12 metros del largo, escribió Ciento veinte días de Sodoma, en que él describe una numerosa variedad de perversiones sexuales; pero es en 1787 cuando produce su más famosa novelas de su carrera Los infortunios de la Virtud.

En los años siguientes escribió novelas cortas y cuentos que, en 1788, se publicaron bajo el título Los crímenes del amor, pero donde detalla numerosas variedades de perversión sexuales es en Ciento veinte días de Sodoma. Sade, además, ofreció varias obras a la Comédie-Francaise, así como a otros teatros. Aunque se aceptaron cinco de ellas, no todas ellos fueron estrenadas. Separado de su esposa, vivía ahora con una actriz joven, la viuda Quesnet, y entonces escribió su Justina la novela de los males de la virtud o Los Infortunios de Virtud y Juliette.


Durante el Reino de Terror le salvó la vida a su suegro, Montreuil, aunque ellos habían estado a favor y fueron responsables de sus varios encarcelamientos. Sade pronunció discursos en nombre de la Revolución, pero se le tachó de moderado; equivocadamente, se le inscribió en la lista de emigrados. Sade escapó de la guillotina, por casualidad, el día antes que el líder revolucionario Robespierre fuera derrocado, en el momento que Sade estaba viviendo con la viuda Quesnet en condiciones de pobreza abyecta. El 6 de marzo de 1801, se arrestó a su editor, donde copias de Justine y Juliette se encontraron con notas suyas y varios manuscritos escritos a mano. De nuevo le enviaron a Charenton, donde causó nuevos escándalos.


No obstante, él tuvo éxito al estrenar alguna de sus obras en Charenton, con un elenco en que los actores eran los presos. Por último inició una ambiciosa novela que tendría 10 volúmenes; alcanzó a escribir dos: Los Días de Florbelle o Naturaleza Quitaron el velo. Después de su muerte, su hijo mayor hizo quemar todos sus manuscritos, cumpliendo la voluntad de su testamento, escrito en 1806.


Estableció "los rastros de mi tumba desaparecen de la cara de la tierra, cuando yo me adulo que mi memoria se borrará de la mente de hombres."
A la salida del siglo XX el poeta francés Guillaume Apollinaire ayudó a establecer el dominio dejado por Sade en la cultura. Hoy sus escritos marcan un momento importante en la historia de literatura en la que figura como el primero de los modernos escritores malditos.