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La significación etimológica de la palabra griega "filosofía"
- que equivale a "amor a la sabiduría", o sea, "el
deseo de saber" - es demasiado general para que nos permita formular
una definición esencial de esta disciplina.
Por otra parte, las definiciones recogidas en el curso de la historia,
muchas veces, son discrepantes. Platón y Aristóteles
definían la filosofía como una ciencia; los estoicos
y epicúreos la centraban en la aspiración a la virtud
o a la felicidad.
En la Edad Moderna, Friederich Überweg, dice que la filosofía
es la ciencia de los principios, mientras que Wilhelm Dilthey, preconiza
que:
Primero hay que descubrir un objetivo común a todas las interpretaciones,
a la vista del cual se forme la representación general de la
filosofía.
Al profundizar en definiciones, desde Platón y Aristóteles
pasando por Descartes y Leibnitz, Kant y Hegel, encontramos en ellas
una tendencia a la universalidad y una orientación hacia la
totalidad de los objetos, lo que contrasta con la posición
de los especialistas que, en mayor o menor medida, parcelan los objetos
o áreas del conocimiento. Pero, si abarcamos el total de la
evolución histórica de la filosofía, estas contradicciones
nos resultarán comprensibles.
Sócrates, ha sido considerado como el creador de la filosofía
occidental; sus pensamientos y aspiraciones atendían a edificar
la vida humana sobre la reflexión y el saber, es decir, trataban
de elevar la vida, con todos sus contenidos, a la conciencia filosófica,
propensión que llega a su máxima expresión con
su mayor discípulo, Platón, supremo maestro de la Filosofía
Moral que amplía esta tendencia al contenido total de la conciencia
humana y no solo a los objetos prácticos, a los valores y a
las virtudes, sino también al conocimiento científico.
La filosofía, en estos dos griegos, se presenta como una autorreflexión
del espíritu sobre sus supremos valores teóricos y prácticos,
sobre los valores de lo verdadero, lo bueno y lo bello. En cambio,
Aristóteles, el supremo maestro de la Filosofía Natural,
tiene preferencia por el conocimiento científico y a su objeto:
el ser. Se la llamó la filosofía primera que, más
tarde, pasó a ser la metafísica, y que nos instruye
sobre la esencia de las cosas, las conexiones y el principio último
de la realidad.
La filosofía socrática-platónica tiende a una
concepción del espíritu y la aristotélica a una
concepción del universo.
Sobre esta idea vuelven en la Edad Moderna Descartes, Spinoza y Leibnitz;
pero, por el contrario, Kant, revive el ideal platónico con
su carácter de autorreflexión, de la autoconcepción
del espíritu, aunque con ánimo crítico a todas
las esferas de valores.
Kant, presenta la filosofía como una reflexión universal
del espíritu sobre sí mismo y sobre el hombre culto
y su conducta valorativa.
En el siglo XIX revive el espíritu aristotélico con
la posición exaltada y exclusivista del idealismo alemán
con Schelling y Hegel, lo que origina la aparición del materialismo
y el positivismo, y la renovación del espíritu kantiano,
representado por el neokantismo.
El neokantismo, al negar todos los elementos materiales y objetivos
que hay en Kant, remite la filosofía a un carácter puramente
formal y metodológico.
Así, pues, esta breve revisión histórica nos
deja con un movimiento pendular entre dos elementos filosóficos,
peculiarmente antagónicos, que se expresan como la concepción
del yo y la concepción del universo, lo que prueba que ambas
cosas son constitutivas de la filosofía.
Pero, no debemos olvidar que ya se había determinado que la
filosofía se dirigía a la totalidad de los objetos y
que el carácter cognoscitivo iba en esa dirección. Además,
por la totalidad de los objetos debe entenderse los del mundo exterior
y los del mundo interior, tanto del macrocosmos (concepción
del universo) como del microcosmos (concepción del yo).
Platón y Kant prueban que existe entre ellos la relación
de medio a fin.
La reflexión del espíritu sobre sí mismo es el
medio y el camino para llegar a una imagen del mundo, a una visión
metafísica del universo. Por tanto, podemos decir que la filosofía
es un intento del espíritu humano para llegar a una concepción
del universo, mediante la autorreflexión sobre sus funciones
valorativas y prácticas.
De lo expuesto, podemos deducir que la filosofía está
dentro de las funciones superiores del espíritu, es decir,
que abarca el conjunto de funciones culturales: la ciencia, el arte,
la religión y la moral.
En el caso de la filosofía y la ciencia, debe reconocerse que
existe entre ellas una afinidad, porque ambas descansan en el pensamiento,
pero se diferencian por su objeto. La ciencia abarca objetos parciales
de la realidad, mientras que la filosofía trata del conjunto
de ésta, imperando además la diversidad en el sentido
objetivo y también en el subjetivo.
En cuanto a la relación de la filosofía con la religión
- que también busca una interpretación de la realidad
y forjar una idea del universo - hay que tomar en cuenta el distinto
origen que utilizan para concebirla:
- la filosofía la hace nacer del conocimiento racional, y
- la concepción religiosa del universo radica en la fe religiosa.
El acceso a esta última concepción no está basado
en el conocimiento universalmente válido, sino en la experiencia
personal y en las vivencias religiosas. Todo lo cual, representa una
diferencia esencial entre filosofía y religión.
También, la filosofía es esencialmente distinta al arte,
porque - como en el individuo religioso -, la concepción del
universo en el artista, tampoco procede del pensamiento puro. Además,
el artista se dirige, en primer término, a un ser y a un proceso
concretos para dar una interpretación del universo y de la
vida.
La filosofía, en cuanto a teoría del conocimiento científico,
se llama teoría de la ciencia y en referencia a los valores
es la teoría de los valores; en tercer lugar debemos citarla
como teoría de la concepción del universo. Esta última
se divide en metafísica - subdividida en metafísica
de la naturaleza y metafísica del espíritu.
La teoría de los valores se divide en teoría de los
valores éticos, valores estéticos y valores religiosos,
con sus tres disciplinas: ética, estética y filosofía
de la religión.
Por su parte, la teoría de la ciencia, se divide en formal
y material.
Llamamos lógica a la primera, y teoría del conocimiento
a la segunda, que podemos definir como la teoría material de
la ciencia, o de los principios materiales del conocimiento humano.
En la Antigüedad y en la Edad Media, no se puede hablar de una
teoría del conocimiento, en el sentido de una disciplina filosófica
independiente y aunque hay múltiples indicios epistemológicos
en Platón y Aristóteles, solo se puede hablar de ella
en la Edad Moderna.
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