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Todos cuantos entienden la filosofía como libertad de pensamiento
y espíritu crítico, sin duda, consideran a Spinoza como
su mejor representante. Declarado impío por todas las Iglesias,
incluso su propia comunidad, además, su familia judía,
fue expulsada de España y debió emigrar a los Países
Bajos. Ahí, no desistió en su obstinada y tranquila
búsqueda de la sabiduría, ahí solo cambió
su apellido Espinosa por Spinoza. Su lucidez, entendida como su rechazo
a ampararse al abrigo de la trascendencia, y el rigor inexorable de
su razonamiento, ha sido considerada odiosa por unos y necesaria por
todos aquellos que ensalzan su búsqueda de la bienaventuranza.
Spinoza cursó estudios de teología y comercio en la
escuela judía, donde aprendió hebreo y conoció
el Talmud, pero en la escuela latina de Van don Enden descubrió
la filosofía y las investigaciones científicas cartesianas.
Testigo de la lucha entre republicanos y partidarios de los Orange,
tomó partido por la república de Juan de Witt. En 1656
fue excomulgado por los rabinos de la comunidad judía y rechazado
por sus familiares. Entonces, para subsistir, Spinoza aprendió
a pulimentar el vidrio de óptica, tarea que no dejó
durante el resto de su vida.
El punto de partida de la filosofía de Spinoza es la identificación
de Dios con la naturaleza. Dios es un ser que se confunde completamente
con la naturaleza, tanto si ésta ha sido creada como si se
crea a sí misma. Dios es la sustancia única, de la que
Spinoza dice al principio de la Etica que es "aquello cuya esencia
implica la existencia, es decir, aquello que no necesita de otra cosa
para ser creado", pensamiento que puede ser interpretado como
ateísmo, no tanto por la negación especulativa de la
existencia de Dios como por su generalización naturalista:
si Dios está en todas partes, no está en ninguna. Spinoza
concibe a Dios desde una perspectiva materialista que supera el dualismo
cartesiano, ya que la sustancia es a la vez pensante y extensa. En
el ámbito epistemológico, este planteamiento se corresponde
con una concepción del alma según la cual ésta
es únicamente la idea del cuerpo. El conocimiento no es, pues,
la operación de un sujeto consciente(a la manera del cogito
cartesiano), sino la afirmación de una idea en el espíritu.
El ser humano sólo percibe efectos o signos e ignora las causas
y atribuye a un Dios monarca un poder absoluto y a la conciencia un
poder sobre el cuerpo. La razón es la que organiza las relaciones
de composición ("nociones comunes) ideas generales que
posibilitan la formación de otras ideas capaces acceder al
conocimiento de las causas. Y, por el conocimiento, el ser humano
accede al amor intelectual de Dios, que hace conocer por medio del
entendimiento intuitivo la esencia singular en forma de eternidad,
la cual no guarda relación con la noción común
de inmortalidad.
Por otra parte, Spinoza trató de liberar el pensamiento político
de la tutela de la teología y de la moral. Opuso 1a ética
a la moral, y rechazó esta última porque significaba
una desvalorización de lo real en nombre de un ideal trascendente.
Lo que interesaba al filósofo Spinoza era transmitir un mensaje
liberador frente a todas las servidumbres, sociales, intelectuales
y morales, para que el ser humano pudiera acceder a lo más
alto de sí mismo, a la plenitud de la alegría por el
conocimiento, estado a lo que él llamó la bienaventuranza.
La ética es para Spinoza, una ciencia de los afectos del alma
humana, que define lo bueno y lo malo, y dice que se considerará
bueno aquello que conviene a la naturaleza del ser humano y malo aquello
que no le conviene, afirmando que la moral es un refugio para la ignorancia
y que la ley no es más que un sustituto de la inteligencia.
Y agrega: la esencia del ser humano no es la razón sino el
deseo (conatus) o principio de conservación del individuo.
"No tendemos hacia una cosa porque la juzguemos buena, sino que
la juzgamos buena porque tendemos hacia ella." El deseo precede,
pues, a la razón., aunque la ley limita el poder de cada uno,
con el objetivo de producir la obediencia, según un sistema
de recompensas y castigos, lo que constituye una especie de religión
civil; por eso, cree que la política descansa necesariamente
en pasiones tristes (temor, seguridad). Es una física de las
fuerzas y una química de los afectos.
Además, Spinoza declara que el derecho natural no procede
de la voluntad del individuo sino de las leyes que rigen su poder
de actuar; la constitución de la ciudad no es la libre creación
surgida de un contrato, sino un proceso necesario que escapa a la
voluntad de los individuos; el estado manda a los ciudadanos por la
fuerza y no por acuerdo contractual. El punto débil de los
regímenes políticos es la tiranía, que instituye
como religión la muerte y la tristeza. La democracia es, por
el contrario, el mejor de los regímenes políticos, porque
tiende a sustituir las pasiones tristes por el amor a la libertad.
Sin embargo, aunque el régimen democrático es el que
más favorece el acceso al estado de razón (segundo género
de conocimiento), la salvación y el acceso al tercer género
sólo se consiguen por la vía individual y privada.
Las obras de Spinoza
- Breve tratado acerca de Dios, el hombre y su felicidad (1658)
- Tractatus de intellectus emendationes (1661/2)
- Principios de la filosofía de Descartes, (1663)
- Pensamientos metafísicos (1664)
- Tractatus theologico-politicus (1670) - publicado en forma anónima-,
en el que abordó la cuestión de la exégesis de
la Biblia (sin el Nuevo Testamento), lo cual suscitó el anatema
de las Iglesias, sobre todo de los calvinistas, y también de
los rabinos, debido a su contenido y enfoque. En 1673 intentó
publicar la Ética demostrada según método geométrico,
empezada en 1661, pero renunció a terminarla, lo mismo que,
entre 1676 1677, se dedicó a escribir el Tractatus políticas
que nunca terminó.
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